Hace siete años perdí a mi primer amigo, y cinco años después, al segundo. El primero influyó profundamente en mi amor por la música: cantaba, tocaba la guitarra y tenía un talento especial para componer. El segundo fue mi tutor de matemáticas, apasionado por compartir su conocimiento con sus estudiantes de posgrado y licenciatura en la UNAM. Sin duda, ambos eran personas con mucho que ofrecer al mundo, y su ausencia dejó un vacío irreparable.
Al igual que ellos, en los últimos siete años, más de 50 mil personas se han quitado la vida, dejando profundos huecos en sus familias, amistades, parejas y comunidades, afectando gravemente a la sociedad en general.
A raíz de estas pérdidas, surgieron en mi mente preguntas inquietantes: ¿Por qué el suicidio se vuelve cada día más común? ¿A qué edad ocurre con mayor frecuencia? ¿Es igual de prevalente en hombres y mujeres? ¿Existen lugares en México donde sucede con mayor frecuencia? ¿Qué factores llevan a las personas a tomar esta trágica decisión? ¿Cómo influye la salud mental en este fenómeno?
Aunque no tengo las respuestas a todas las preguntas que rodean este complejo y multifactorial fenómeno, encontré una forma de contribuir. A través del Observatorio Nacional de Defunciones (OND), he buscado poner en el ojo público la magnitud de este problema, con el objetivo de informar a las autoridades, responsables de políticas, académicos y a la sociedad en su conjunto.
El OND sistematiza la información que anualmente publica el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) sobre las Defunciones Registradas. De este análisis, se desprende un preocupante aumento en los suicidios en México: en 1990 ocurrieron 1,812 suicidios, mientras que en 2023 la cifra alcanzó los 8,742, un incremento de cinco veces. Además de que 8 de cada 10 suicidios fueron cometidos por hombres. Estas cifras equivalen a una tasa de 7 suicidios por cada 100 mil habitantes durante 2023.
Otro aspecto identificado fue que 5 de cada 10 suicidios fueron cometidos por personas entre los 15 y 39 años de edad, en particular, las mujeres han fallecido a menor edad ya que 37.2% de ellas tenían entre 15 y 25 años. Esto implica que en general, cada hombre que falleció por suicidio perdió 38 años de vida y cada mujer 46 años, es decir, aproximadamente la mitad de su vida.
El comportamiento del suicidio varía significativamente entre las entidades federativas. Por ejemplo, la Ciudad de México y Jalisco concentran aproximadamente el 17% de los suicidios ocurridos anualmente. Sin embargo, al considerar la proporción respecto a la población, los estados con las tasas más altas son Yucatán, Campeche y Chihuahua, con un promedio anual de 8 suicidios por cada 100 mil habitantes. Además, en estados como Yucatán, Chihuahua y Aguascalientes, la tasa de suicidios ha mostrado un preocupante incremento, superando los 8 suicidios por cada 100 mil habitantes.
También se identificó que 8 de cada 10 suicidios se han cometido mediante sofocación, ahorcamiento, sumersión y estrangulamiento. Estos medios son los más comunes para ambos sexos, sin embargo, el envenenamiento es más común entre las mujeres, ya que en promedio 9.7% se cometieron de esta forma en comparación con 4.3% de los cometidos por hombres. En general, esto es congruente entre las entidades federativas a o largo del tiempo, habiendo casos como Colima y Michoacán en donde 14% de los suicidios cometidos por hombres fueron mediante armas de fuego o explosivos.
Finalmente, el suicidio no afecta de manera uniforme a todos los municipios dentro de cada entidad federativa, sino que tiende a concentrarse en áreas específicas. En 2023, por ejemplo, en Yucatán, el 39.2% de los suicidios ocurrieron en Mérida; en Campeche, 6 de cada 10 suicidios se registraron en los municipios de Carmen y Campeche; mientras que en Chihuahua, la mitad de los suicidios se concentraron en los municipios de Juárez y Chihuahua. Esta información nos proporciona una guía clara para identificar las regiones prioritarias donde es necesario intervenir de manera más urgente.
Hoy, en el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, es fundamental recordar que detrás de cada cifra hay una vida, una historia, y personas que ahora viven con el vacío que dejan estas pérdidas. La prevención del suicidio no es una tarea sencilla, pero no es imposible. Involucra a todos: desde las autoridades y profesionales de la salud hasta cada uno de nosotros como familiares, amigos y miembros de la sociedad. Debemos seguir promoviendo el diálogo sobre la salud mental, ofreciendo apoyo a quienes lo necesitan y trabajando juntos para reducir el estigma que rodea al suicidio.
Mis amigos dejaron una huella imborrable en mi vida y en las vidas de quienes los conocieron. Hoy, al compartir estos datos, no solo busco entender mejor este fenómeno, sino honrar su memoria y la de las miles de personas que se han ido.
Por ellos, por nosotros, por todos. Sigamos trabajando por la vida.
P.D.: Para conocer más detalles sobre el comportamiento del suicidio en México, te invito a consultar el Observatorio Nacional de Defunciones, donde encontrarás información actualizada y detallada sobre este tema tan relevante para nuestra sociedad.
Fuente: forbes
