Cuando hablamos de “transición energética limpia” probablemente lo primero que se viene a nuestra mente es el impulso de las energías renovables. Si bien éste es un factor importante, no es el único para lograrlo; es indispensable construir todo un ecosistema impulsado por la innovación. Para explicarlo mejor me gustaría compartir 4 puntos clave:
Uno. Ya sabemos que las fuentes limpias continuarán siendo tendencia a lo largo de los años; están aquí para quedarse. La consultora McKinsey & Company indicó que, para 2035, más del 50% de la generación global de energía vendrá de éstas. Pero, para desplegarlas de manera adecuada, las empresas debemos invertir en tecnologías de almacenamiento para aportar mayor confiabilidad a la red. Los sistemas de almacenamiento son fundamentales para el futuro de las renovables, pues permiten la energía esté disponible a cualquier hora del día que se demande.
Asimismo, la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés) estima que para 2030 la participación de las energías verdes en la matriz energética mundial se duplicará. Esto solo podrá lograrse si se triplica la capacidad total de almacenamiento de electricidad, pasando de 4.67 TWh en 2017 a hasta un máximo de 15.72 TWh.
Dos. A lo anterior, debemos sumar que hemos entrado a una década donde los sectores que se alimentan de hidrocarburos comenzarán a hacerlo con electricidad. De acuerdo IRENA, el uso final de dicha energía podría aumentar del 20% a casi 45% en 2050 a nivel mundial. Incluso algunas regiones alcanzarán un 60% de electrificación. Es nuestra responsabilidad que este proceso se alimente de fuentes renovables y sustentables.
El tercer punto es el de la movilidad eléctrica. Para consolidar una transición energética limpia, debemos mirar hacia la implementación del transporte eléctrico, tanto en el sector público como en el privado, que cuente con infraestructura de recarga suficiente. Algunas proyecciones indican que para 2025 los automóviles de esta índole representarán el 10% de las ventas totales a nivel mundial. Esta cifra llegará al 28% para 2030 y alcanzará el 58% en 2040.
Por último, la participación de las renovables en la matriz energética mexicana debe crecer. El Programa para el Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional 2021-2035 (PRODESEN), señala que más del 65% de la capacidad instalada en nuestro país viene de fuentes fósiles. Este porcentaje es inaceptable si queremos cuidar el futuro del planeta. Debemos sumar esfuerzos para que las tecnologías limpias puedan desplegar en nuestro país.
El cambio climático es una realidad, pero desafortunadamente los puntos que mencionamos anteriormente no son suficientes para hacer frente a este reto; deben estar, además, respaldados bajo una visión de sustentabilidad. Este es el rumbo hacia el que el sector energético mundial se está dirigiendo y sin duda son los pasos que deben empezar a tomarse en México.
El momento de avanzar hacia la transición energética es hoy. Recordemos que, finalmente, nuestro planeta es el principal stakeholder en el combate al cambio climático; sin él, no habrá lucha por realizar ni un futuro verde por alcanzar.
Contacto:
Bruno Riga, Country Manager de Enel Green Power México
