Recientemente la OXFAM Internacional publicó el reporte “La ley del más rico” en éste podemos encontrar una serie de números que nos hablan del terrible flagelo que está siendo la desigualdad en el mundo y que no es distinto para México.
De acuerdo a Alexandra Haas, ha habido mejoría, pero falta mucho; en el caso de México el 1% más rico de la población (gente que gana 500 millones de pesos o más) son apenas 1.2 millones de personas (La población del Estado de Oaxaca supera los 4 millones de personas) y concentra casi 47 de cada 100 pesos de riqueza en el país; en contraste la población más pobre es el 50% que sólo alcanzó 40 centavos de cada peso de riqueza generada hasta 2022.
La diferencia abismal e insultante.
Mucho han dicho los distintos gobiernos acerca de que los ricos –y los muy ricos- pagan impuestos al igual que cualquier persona lo que es falso y el estudio de OXFAM lo menciona y es lógico suponer que no sea así, por una regla básica: a mayor cantidad de recursos, mayor facilidad para acceder a estrategias de protección de la riqueza y viceversa. El reporte señala que:
Esos ricos que ganan más de 500 millones de pesos, son ligeramente poco más del 13% de la recaudación federal mientras que las PyMes representan el 72% de los empleos y aportan el 52% del PIB y cerca del 83% de dicha recaudación.
Gracias al poder financiero y lo que la propia ley permite, este rubro de personas (morales y físicas) pagan realmente entre el 1 y el 8% del ISR que según la ley debería ser del 30%.
El reporte también señala que la movilidad social prácticamente no existe, para quienes creen en los unicornios, éstos representan menos del 4% de los negocios que sobreviven a la marca fatal de negocios en México de 2.5 años y se requiere pericia, conocimiento y correr riesgo bien calculado; la mayoría de dichos fenómenos empresariales están sujetos a la tecnología y no simplemente a una buena ocurrencia; el 75% de las empresas PyMes en México son negocios familiares y casi el 100% de dichos fenómenos están formados por una bien organizada gobernanza empresarial; es decir, la cultura de hacer negocios en México, debe cambiar a la formalidad desde su nacimiento.
Pero eso no es todo, el reporte señala que de las 15 personas más ricas de México 10 de ellos recibieron herencias y 8 de éstas consolidarán sus fortunas gracias a las privatizaciones gubernamentales. Lo que nos indica que el poder económico y el político van de la mano, de hecho, la OXFAM advierte de esta relación, que en un momento puede convertirse en presiones de los ricos, hacia los políticos para suavizar leyes impositivas en su contra.
La OXFAM recomienda algunas políticas como una serie de impuestos especiales para aquellos que ganan más de 20 millones un impuesto de 2% (impuesto a la riqueza) para quienes ganan más de 100 millones, el impuesto sería del 3% y de 5% para quienes ganen de 1,000 millones hacia arriba. Habría que modificar muchas, muchas cosas porque la potencia para defenderse de estos impuestos para los súper ricos, es muy grande.
Usted se preguntará ¿cómo es que llegaron a poseer tanto dinero unos cuantos? Bueno, una parte la explica el abolengo, han heredado sus riquezas, otra la relación con la política y una más es que entre ellos hacen las veces de una monarquía que se casa y compromete entre ellos, potenciando la riqueza de ambas familias. Además, tener dinero garantiza poder comprar a la competencia, acceso a tecnología, poder de mercado para negociar precios, salarios y tasas de interés, es decir, estar fuera del juego que todos jugamos, al hacer negocios.
En este punto le recomiendo leer a Joseph Stiglitz, premio nobel de economía que ha venido planteando desde hace varios años, de manera pormenorizada, que el malestar que vemos en la sociedad, es precisamente por esa relación perniciosa entre la política y la economía que ha llevado al capitalismo a convertirse en un cáncer, necrosando parte de las actividades que le dieron sentido en un primer momento: el emprendimiento y el sueño de mejorar, desde el esfuerzo individual.
¿Cómo nos involucramos en la mejora?
La manera es fácil y por lo mismo prácticamente imposible; debemos ser ciudadanos que pidan cuentas a los políticos, así de simple, pero difícilmente usted o yo vamos a dejar nuestras actividades, para ir a buscar a nuestro diputado y menos corre el riesgo de sus represalias; sin embargo, es la única salida, hacer que las cosas cambien desde la institucionalidad, creando opciones correctas a lo que hemos venido haciendo mal: dejar pasar las cosas.
Escríbame, me interesa conocer su punto de vista.