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Opinión

Corolario de desatinos: Militarización en México

Un año más del 9/11. Para muchos esto no influye en México, la realidad es otra; revisemos la historia…

El pasado 11 de septiembre se cumplió un aniversario más de los atentados al WTC en Nueva York, en aquel tiempo era presidente George W. Bush en Estados Unidos y en México Vicente Fox. 

Para mucha gente esto no tiene nada que ver con nuestro país, la realidad es muy distinta y está directamente relacionada con la militarización de la que hemos sido testigos recientemente en México. Los hechos se han venido agravando desde entonces, revisemos la historia:  

Luego del 11 de septiembre, Estados Unidos cierra fronteras casi herméticamente y la vigilancia se vuelve extrema, esto tiene consecuencias en los mercados negros como la migración, el contrabando y el narcotráfico; desde ese momento la droga deja de pasar de manera fluida y comienza a acumularse en el norte del país.

En términos prácticos, en México, comienza a haber un embudo por la droga acumulada y es cuando el Narco, voraz por ingresos, comienza a distribuir el exceso de droga detenida en la frontera, en un mercado que había sido ignorado pues veían  al país sólo como camino a Estados Unidos, no como destino; y es entonces cuando crean un mercado interno muy interesante; por ello vimos fenómenos como que una grapa de coca en el 2000 costaba $500.00 en diciembre de 2001 solamente $50.00 pesos.

Con esto surge una encarnizada guerra territorial y este fenómeno, nunca antes visto en México; genera que la policía a ningún nivel, sea capaz de contener y enfrentar el problema, no está capacitada ni armada ni bien pagada ni organizada, por lo que es muy fácil que colabore con el narco, que está bien organizado y sobre todo poderoso en dinero y armas; esto hace que rápidamente sea corrompida de abajo hacia arriba y con ello tareas como investigación del delito común, cuidado de comercios y fluidez del tránsito, se convierten en tareas cada vez más descuidadas, lo que le generará al Narco, un recurso que poco a poco irá aprovechando.

Usted recordará que el entonces presidente Vicente Fox deshizo el CISEN y esto en combinación con un Narco diversificándose, comprando policías y corrompiendo a la sociedad, va debilitando al Gobierno y esto es lo que recibe el Calderón en 2006, un Estado en proceso acelerado de descomposición.

Calderón, sustituye las policías con ejército en cada ciudad donde el problema se desborda y los gobernadores van convirtiendo esto en práctica común, pues no había tiempo de capacitar formar y armar correctamente al personal y el problema sigue fuera de control y tomando mayor dimensión.

El error no estriba en sacar al Ejército a la calle, sino en que no se tiene un plan para que salga y también para que regrese al cuartel; es decir, no se atiende a la causa raíz del problema, que es la falta de policía eficaz y eficiente.

Personalmente me tocó trabajar con las escuelas de capacitación para la policía en las instalaciones de la Policía Federal, pero fui testigo de que los gobiernos de todos los niveles, veían en la capacitación a las policías, una tarea innecesaria, poco importante y excéntrica; y a la par sus problemas crecían; tampoco era un tema de presupuesto, pues desde la federación, existían recursos expresamente para la capacitación, formación y equipamiento que no se utilizaban. Como digo, el error no es haber sacado al Ejército a la calle, en ese momento era una opción urgente de aplicar; el error consiste en no atender el problema y no obligar a todos los niveles de gobierno, a involucrarse en la solución.

Ya con el presidente Peña Nieto, además de no entrarle al problema con la misma fuerza con la que el narco entraba a la escaramuza, en vez de atacar la rampante corru´ción de los gobiernos a todos los niveles y formar policías efectivas, propone la Ley Federal de Seguridad Nacional, que es el primer paso para darle certeza jurídica al Ejército en la calle. Nuevamente, no se atiende el problema y por el contrario, se ve a la militarización como una salida que debe institucionalizarse y prolongarse pero se le acaba el sexenio y no concluye su estrategia.

Lo que vemos en la actual administración, sólo es el corolario, el resumen de incapacidades en atender el problema de raíz

Asumiendo que en un inicio hubo una genuina intención de regresar al Ejército a los cuarteles por parte de éste Gobierno; al iniciar su periodo, realmente se dieron cuenta de la dimensión del problema, de modo que la abominable opción de militarizar las policías, ya no era tan mala idea.

En este caso, se cometieron errores más profundos y graves, de los que destacan dos, de una larga lista: uno, cancelar completamente el modelo policial que se vino armando desde finales del sexenio de Fox y dos: cesar personal capacitado y con experiencia en la materia ¿dónde quedó ese personal? ¿Qué sucedió con las instalaciones, equipos e inversiones de la desaparecida policía?

La única salida, dadas las incongruencias sumadas desde el pasado, es precisamente la que estamos viendo: militarizar a la policía.

Reflexiones finales

No conocemos casos en el mundo donde esto que pasa en México, esté sucediendo; los organismos internacionales de derechos humanos, de hecho catalogan la militarización de la policía, como un acto indeseable y condenable por los efectos que tiene en la población, debido a los abusos y excesivo control en las libertades de los ciudadanos (De hecho Chile y Colombia están haciendo en este momento, justo lo contrario, desmilitarizando sus policías y son regímenes de izquierda)

No está claro que va a pasar con la atención de otras tareas que hace la policía, como el control de tránsito, atención a las querellas familiares o la tan urgente investigación de crímenes en todo el territorio nacional ¿las va a hacer el Ejército? La idea de militarizar a la policía obedece al poder de fuego y organización del narco, pero no es todo lo que hace la policía.

El problema con el Narco tampoco es un problema de legalizar las drogas, porque la pregunta es: ¿Cuáles drogas? 

El Narco se ha diversificado tanto que tiene brazos en la trata de personas, derecho de piso, secuestro, tráfico de órganos, lavado de dinero, guachicol y un largo y aterrador etcétera, por lo que combatirlo exige una estrategia más allá de la armada.

No nos gusta a los ciudadanos la salida que estamos viendo, al tema de la violencia que estamos viviendo; no gusta el deterioro del país, es triste ver en lo que se va convirtiendo y peligroso el rumbo que toma cada día; por ello debemos aprender a pedir cuentas a nuestros representantes en el congreso, para pedir leyes inteligentes y estrategias racionales para los años subsecuentes.

No lo haga por usted, hágalo por sus hijos, nada más.

Nos leemos en la próxima entrega.

Mario Alberto Metacoach

Twitter @mhmetacoach

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