Sin ser el dios de la lluvia ni brujo, Alejandro Jesús Trueba Carranza, fundador de la empresa Startup Renaissance, apagó en tan sólo 3 horas los enormes incendios de Nuevo León y Coahuila que consumieron 13,526 hectáreas de bosques y pastizales en 2021; el plan fue el bombardeo de las nubes con yoduro de plata.
“No me han dicho que soy el dios de la lluvia ni pretendiendo”, cuenta el ingeniero agrónomo egresado de la Universidad Autónoma Chapingo, quien ha mantenido un perfil bajo en su lucha para acabar con los incendios que azotaron varias regiones de la República Mexicana en 2021.
“Simplemente es una tecnología, causa-efecto, y mi aspiración es probarlo, porque todo mundo ha dicho que es brujería y otros que sólo Dios hace llover”, dice el coordinador de Proyectos de Estimulación de Lluvias 2021, un programa cargo de la Comisión Nacional de Zonas Áridas (Conaza).
El empresario narra que ponen los núcleos de yoduro de plata para que reaccionen las nubes, se da la coalescencia (fusión) y se suelta la lluvia. Suena fácil y sencillo, pero en Nuevo León y Coahuila desafiaron a la naturaleza.
“Estaban también ahí los americanos tratando de sofocar el incendio (de Nuevo León y Coahuila) con unos aviones DC-10 aventando 40 mil litros de una sustancia retardante, que usan para apagar incendios, y nosotros lo apagamos con mucha suerte muy rápido, en 3 horas y solo con 100 litros del reactivo de yoduro de plata”, afirma el hacedor de agua.
“El 2021 fue el primer año del proyecto y yo creo que en el 2022 seguiremos con positivos resultados, porque la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) ha sido muy exigente en las evaluaciones y medimos para que considere una lluvia generada por nosotros”, dice Trueba Carranza.
Para cumplir con la meta y los objetivos de la Secretaría de Agricultura, cuenta, debe superar los pronósticos estimados de lluvia, que “ni siquiera son acertados y hay veces que pronostican que va llover y no llueve nada, imagínese y nosotros tenemos que hacer que llueva y más que el pronóstico para que hagan válido el servicio”.
Este ingeniero agrónomo rescató una tecnología que tuvo su tiempo, pasó inadvertida, casi murió y está resucitando.
“El bombardeo de nubes es una idea que ya tiene tiempo y siempre ha sido una aspiración y aquí se anduvo buscando, de hecho trabajamos hace casi 40 años en los esfuerzos y me retiré”, narra.
“La técnica se había quedado del doctor (Manuel) Menéndez, quien fue el que inició el proyecto y lo operó hasta su muerte en el 2000. Todo se quedó congelado y la verdad que trabajo de una forma muy quieta y muy callada y no trascendió fuera de eso”.
A principios de 2021, empezaron a decir que había sequías fuertes, por lo que se metió a revisar la tecnología; “con tanta suerte que volvimos a rescatar y mejorar el reactivo, que ya está patentado y probado en en diferentes regiones de la República Mexicana”, agrega.
La creación del reactivo nació de forma aislada y fuera de las universidades: “Yo trabajé en la Universidad Autónoma de Chapingo, pero no fue nada dentro de los ámbitos universitarios y fue hecho directamente por privados”.
“Nosotros desarrollamos el reactivo y yo para esta segunda etapa contraté a los mejores químicos de la UNAM y bajo esas condiciones llegamos al reactivo y ya lo tenemos patentado y así es como hemos estado trabajando”, expresa Alejandro Jesús Trueba Carranza.
El reactivo está diseñado para trabajar con nubes y no es como lo hacen en Dubai y los rusos, que según ellos trabajan desde la formación de la nubes y las inducen, comenta el fundador de Startup Renaissance.
“Nosotros necesitamos las nubes y lo que formamos es una sustancia que reacciona de manera molecular y se posa la humedad en las nubes y genera una reacción desencadenante, libera otras partículas y suelta la lluvia”, cuenta.
—¿Para el bombardeo de las nubes con el yoduro de plata lo haces con un arma especial?
—No, subimos tanques de acero inoxidable de 120 litros de yoduro de plata, a los cuales le ponemos 100 litros del reactivo y va otro tanque para que salga con presión a la atmósfera, lo sacamos más o menos a 40 libras y así es como se despeja y como es una solución volátil en el momento que sale a la atmósfera se volatiliza el líquido que llevan a los núcleos y los deja nítidos en la atmósfera. Entonces esos reaccionan de inmediato y se empieza a posar la humedad sobre esos núcleos y se da esa reacción encadenante, a veces se ven, porque empieza a crecer la nube, se empieza a ennegrecer y se da la precipitación.
—¿Cómo definimos el yoduro de planta como un invento del futuro para que no haya sequía?
—Pues mira es una tecnología que tuvo un tiempo y pasó inadvertida, casi murió y está resucitando. Yo el mérito que me atribuyo es haberla tomado y haber trabajado con un grupo de químicos mexicanos para sacar algo mucho mejor, que lo que había en la primera vuelta.
—¿Te han buscado de diferentes partes del mundo para apagar los incendios con yoduro de plata?
—No. Solo los chilenos, quienes han incursionado en esto. Nosotros con esta tecnología fuimos a la punta desde el principio, porque si bien la molécula que usamos el yoduro de plata está identificada desde los años 40 para este tipo de acciones, se aplica totalmente diferente en Estados Unidos, China e Israel. Ellos la aplican a través de bengalas y se suben arriba de las nubes, va cayendo y va quemándome y libera el yoduro de plata. Nosotros lo ponemos frío y lo aplicamos frío, aunque trabajemos en el verano en el desierto como fue en Sonora.
—¿El yoduro de plata cuesta una millonada?
—No es barato, porque la plata es costosa y requiere tratamientos especiales. Pero tampoco tiene un costo de otro mundo. Lo está tomando la Secretaría de Agricultura por lo barato de su producción. Por ejemplo, en Sonora el proyecto costó, como tuvimos que rentar aviones privados, 11 millones de pesos para la temporada de 2021
—¿Y sí generó mucha agua?
—Por supuesto. Y es mucho más barato y efectivo (el bombardeo de nubes), porque llenamos presas, así como se desarrollaron los pastos y no hubo siniestros con el ganado.
—¿Pagar 10 millones de pesos es barato comparado con los daños dejado por el incendio?
—Sí y te digo que ya era preocupante (la situación en Nuevo León y Coahuila) porque los incendios estaban llegando a zonas rurales, a lugares donde vivían las personas y por eso el gobierno de Coahuila contrató aviones estadounidenses para apagar.
—¿Cuándo dice que tardaron 3 horas en apagar el incendio en Coahuila y Nuevo León fue bombardearon el yoduro de plata y a las 3 horas ya estaba lloviendo?
—No, cuando la nube tiene óptimas condiciones es casi instantáneo, o sea vas liberando el reactivo y vas abriendo la cortina de lluvia atrás del avión y por eso es impresionante. A veces no sucede así, por ejemplo vamos abrir los proyectos para las lluvias de verano e invierno en Baja California y norte de Sonora, que tienen nubes muy escasas, muy pobres en humedad, no traen suficiente humedad. A veces son nubes muy pequeñas y tenemos que hacerlas reaccionar, regresar y volver a poner el reactivo y regresar hasta que se hace una especie de baja presión, que absorbe la humedad adyacente y se empiezan a formar nubes de lluvia y se da la precipitación. Entonces ahí es donde se tarda más.
En el incendio no nos podíamos meter por debajo de la nube, que es como nosotros atacamos a estas nubes por los picos de la cordillera de Coahuila y Nuevo León, hasta las partes altas del Cerro de la Silla estaban ahí. Entonces no podíamos entrar por debajo de las nubes, porque podíamos chocar con los picos y no podíamos subirnos porque no sabíamos cómo estaba la turbulencia dentro y es muy peligroso.
—¿Qué satisfacción le da ver que su proyecto, que ya daba por perdido, retome vuelo?
—Para mí la mayor satisfacción es cuando este proyecto y acciones para que llueva dejen de ser consideradas como brujería y cosas raras, ya que es una técnica y una tecnología. Y mi aspiración ha sido que podamos reconocerla como una tecnología.
—¿Y quién le ha dicho que la lluvia provocada por el yoduro de plata es una brujería?
—Todo mundo lo dice por ahí y hay programas de televisión que hablan de tres casos: uno en Argentina, otro en Brasil y el otro en Estados Unidos. Todo eso fue porque no pudieron replicar ni demostrar ni nada y las fórmulas se murieron con las personas que las aplicaron para que llueva y nunca más hubo nada, entonces quedan en el oscurantismo.
—¿Entonces es el brujo del agua?
—No, de ninguna forma, yo me consideró un técnico y me siento muy satisfecho de que el bombardeo de nubes responda y sea útil. Por ejemplo, para mí es de gran satisfacción que el cultivo de frijol y maíz hayan respondido. Durango y Zacatecas, que es la zona frijolera por excelencia en el país, así como Sinaloa —con el maíz— las pudimos atender muy bien y los resultados fueron incrementos en la producción de frijol y maíz.
—¿Usted es químico de profesión?
—Soy ingeniero agrónomo.
— ¿A partir de que conoce el campo mexicano es que desarrolla el desarrollo para el bombardeo de las nubes para que llueva?
—Así es y hemos tenido mucha suerte. En la primera vuelta (del bombardeo de las nubes con yoduro de plata) se usaban avioncitos pequeños, como los Cessna, que los vientos los hacían muy feo. Ahora tenemos aviones grandes del Ejército y conseguimos aviones Turbo Commander para hacer las cosas, porque ahora nos exigen más y nos ponen unos polígonos gigantescos para que llueva. En 2021, cada uno de los polígonos donde se hizo llover eran de 2 millones de hectáreas.
—¿En cuántos polígonos hará llover en 2022?
—Igual, ya más no se puede y tendríamos que usar otro avión para el bombardeo de las nubes con yoduro de plata.
—¿Rentan aviones privados para bombardear las nubes con yoduro de plata?
—Sí, rentamos. En 2021 año rentamos dos aviones a privados, ahora para dos proyectos terminamos de equipar un avión, que puso el gobierno de Sonora de su propiedad y en el caso de Baja California hay un avión militar.
—¿Le ayudará a los chilenos a resolver su problema de sequía?
—Ellos están entusiasmados y están considerando venir a conocer cómo hacemos llover, porque les interesa llevar el proyecto al norte que es muy parecido con Baja California.
—¿Será de gran relevancia la llegada de los chilenos a que conozcan cómo hacen llover en Baja California?
—Sí, parece que ellos tienen interés y ya lo han intentado. A mó me dicen que hay 3 empresas en Chile, pero trabajan como los americanos. A los americanos les funciona en invierno, porque más que lluvia generan nieve. Todos esos terrenos de la faja maicera en Estados Unidos, que es el granero del mundo, siembran en seco. Ahí en esa zona no hay lluvias al principio y siembran con esa humedad captadas de las nevadas.
—¿Que lo nombren el brujo de la lluvia?
—Jajajaja, pues espero que no.
Fuente: forbes