La ceremonia de bienvenida estaba planeada para el 16 de abril de 1972. Con la llegada de la primavera unas semanas antes, la primera dama de Estados Unidos, Pat Nixon, organizó los preparativos para recibir a sus nuevos invitados de honor: dos pandas gigantes, enviados por Mao Zedong desde la República Popular de China.
A diferencia de otras personas venidas desde allá, a los dos pandas se les otorgaría un lugar especial entre la sociedad estadounidense. De entrada, gozarían de una alimentación vitalicia de calidad, con la atención de los mejores médicos veterinarios. En vista de la mejora notable que había tenido la relación entre Estados Unidos y China con el gobierno de Richard Nixon, Ling-Ling y Hsing-Hsing no se merecían menos.
Finalmente, éste había sido un regalo de ‘Chairman Mao’. No podrían ser tratados de otra manera, bajo ninguna circunstancia.
Desde la República Popular de China
La llegada de Ling-Ling y Hsing-Hsing no fue ninguna casualidad. Por el contrario, fue un esfuerzo orquestado por ambas naciones, como muestra a los ojos del mundo de su amistad recientemente instituida.
Enviados en cajas de máxima seguridad en un viaje hasta Honolulu, ambos ejemplares descansarían en Hawaii de un viaje de más de 12 horas en avión, para después ser transportados a Estados Unidos continental. En ese entonces, viajar por vía aérea era un lujo restringido a las altas élites.
Por ello, la misma Pat Nixon recibió personalmente a los dos pandas mandados por Mao Zedong. Así lo documento The New York Times:
“Los dos pandas que saludó la Sra. Nixon eran un símbolo de alto perfil del acercamiento diplomático entre Estados Unidos y China, negociado bajo la administración de su esposo”, escribe el corresponsal de política Alexander Burns.
La noticia le dio la vuelta a todo el mundo. En medio de la etapa más crítica de la Guerra Fría, el hecho de que un país comunista tuviera una atención de esta magnitud con el símbolo del capitalismo fue, por decir lo menos, un escándalo. Mientras los periódicos se preocupaban por anunciar la última noticia del balón nuclear, en Occidente se representaba al premier de la Unión Soviética como una mente maestra del mal.
En ese contexto, Mao Zedong decidió regalar dos ejemplares masivos de panda al gobierno de Richard Nixon.
Quid pro quo
Sólo un par de meses antes, Richard Nixon visitó la República Popular de China por primera vez. Era 1972, y la intención el presidente de Estados Unidos era normalizar formalmente las relaciones entre su propio país y el ícono el comunismo asiático. Era la primera vez en el siglo XX que un mandatario estadounidense daba ese paso.
En aras de continuar esta ‘buena racha’ de reacciones internacionales, Mao Zedong envió sus dos pandas —Ling-Ling y Hsing-Hsing— en un vuelo con destino final a Washington, D.C. Como muestra de reciprocidad, ese mismo año Nixon mandó a China un par de bueyes almizcleros.
La elección de especies no fue casual. Por el contrario, incluso en la actualidad, el panda gigante es un animal nacional en China. Tras la visita de Nixon a China, este regalo se entendió como el siguiente paso para el fin simbólico de las tensiones en la relación chino-estadounidense.
Por ello, el 16 de abril de 1973, Pat Nixon llegó con algunas horas de antelación al Smithsonian National Zoological Park en Washington, DC. Ésa sería la residencia final de Ling-Ling y Hsing-Hsing, donde vivirían juntos en una misma celda a lo largo del resto de sus vidas.
Ling-Ling y Hsing-Hsing
Durante décadas, Ling-Ling y Hsing-Hsing intentaron tener bebés sin mucho éxito. De acuerdo con los registros del zoológico, a pesar de largos esfuerzos de procreación fallidos, en 1983 la panda finalmente quedó embarazada:
“Ling-Ling también fue inseminada artificialmente con semen de Chia-Chia (cha cha), un panda gigante en Londres. El 21 de julio, Ling-Ling dio a luz a un cachorro macho que murió tres horas después de neumonía”, explica el portal oficial de la institución.
A pesar del esfuerzo de inseminación artificial, después de realizar pruebas genéticas, los médicos veterinarios se dieron cuenta de que el cachorro era en realidad de Hsing-Hsing. Tras la muerte del primer cachorro, la pareja pandas enviados por Mao Zedong tuvieron 5 crías. Ninguna de ellas logró sobrevivir.
Además de sus embarazos fallidos, Ling-Ling sufrió de varios abortos espontáneos. Cansada por la edad y los esfuerzos, la panda gigante falleció en 1992, a los 23 años. Su pareja no vivió por mucho tiempo más. Por el contrario, poco después de la muerte de su compañera, su salud empezó a decaer.
“Hsing-Hsing, que sufría de varias enfermedades debilitantes relacionadas con la edad, incluida la enfermedad renal terminal,” explica el zoológico en Washington. Cuando la enfermedad se volvió insoportable para el panda, finalmente fue sacrificado.
Fuente: Muy Interesante