El 27 de enero de 1945, tropas del Ejército Rojo ingresaron al campo de exterminio más importante que construyeron los nazis destinado a ejecutar la “Solución Final” del pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial: Auschwitz-Birkenau.
Sesenta años después, las Naciones Unidas establecieron que ese día de cada año sea designado el “Día Internacional de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto”, mediante la Resolución 60/7 aprobada en la 42ª sesión plenaria de la Asamblea General, el 1º de noviembre de 2005.
Auschwitz-Birkenau, ubicado en territorio polaco, 43 kilómetros al oeste de Cracovia, era un complejo integrado por tres grandes unidades principales y 39 campos subalternos.
Los principales eran Auschwitz I, el campo de concentración original, que servía de centro administrativo de todo el complejo y en cuya entrada estaba colocado el conocido cartel que decía “Arbeit macht frei” (el trabajo libera)”; Auschwitz II, Birkenau; y Auschwitz III, Buna-Monowitz; cuya dirección estaba en manos de las SS.
Fundado en mayo de 1940 como campo de trabajo por disposición de Heinrich Himmler, en septiembre de 1941 se realizaron en el Bloque 11 pruebas con el gas Zyklon B, destinadas a perfeccionar el exterminio de prisioneros, cuyo éxito hizo que se construyeran una cámara de gas, utilizada hasta 1942, y un crematorio.
Birkenau, ubicado a unos 3 kilómetros, tenía como objetivo el exterminio de los judíos, para lo cual se instalaron 4 cámaras de gas, con sus correspondientes hornos crematorios, donde fueron asesinados más de un millón de personas hasta mediados de enero de 1945.
A fines de noviembre de 1944, las SS comenzaron a desmantelar el campo para ocultar las actividades que allí se realizaban, y cuando las tropas soviéticas estaban muy cerca de Auschwitz completaron la destrucción de muchas de sus instalaciones.
También trasladaron a pie a gran parte de los prisioneros hacia territorio alemán, en lo que se conoce como la “marcha de la muerte” por la cantidad de judíos que fueron asesinados o murieron durante su transcurso, en el crudo invierno europeo.
Cuando las fuerzas del Ejército Rojo ingresaron a Auschwitz, el 27 de enero de 1945, descubrieron una realidad que superaba todo lo imaginable: unos 7.000 sobrevivientes, en su gran mayoría imposibilitados de caminar por su deteriorado estado físico.
El director de Auschwitz, el SS Obersturmbannführer Rudolf Höss, fue capturado por los británicos y enviado a Polonia, donde fue juzgado por sus crímenes contra la humanidad y condenado a muerte, al igual que varios oficiales de las SS y personal subalterno que prestaron servicios en Auschwitz, mientras que otros fueron sancionados con cadena perpetua o largas penas de prisión, por tribunales soviéticos o polacos.
La Resolución 60/7 de la ONU está integrada por 6 artículos que no solo establecen la fecha de recordación, sino que también rechazan la negación de la Shoá y reconocen que durante la misma fue exterminado un tercio del pueblo judío, a la vez que se dirigen a los Estados miembros para que elaboren programas educativos destinados a las futuras generaciones, para que sepan lo que fue el Holocausto, preserven los lugares históricos en los que funcionaron los campos de trabajo y exterminio y también condenen las manifestaciones de intolerancia y discriminación por motivos religiosos y étnicos.
A partir de enero de 2005, muchos de los países integrantes de las Naciones Unidas -entre ellos, la Argentina- efectúan anualmente actos conmemorativos este día, a la vez que la Secretaría General del organismo internacional desarrolla un amplio programa en Nueva York y sus inmediaciones, que incluye el mensaje de su titular y un amplio programa educativo.
Fuente: diariojudio.com