Aunque ya pasaron algunas semanas desde que inició el 2023, nunca es tarde para fijar, ajustar o reconsiderar las metas que nos propusimos al toque de las campanadas que anunciaron el nuevo año. Seguramente, alguna de las 12 uvas incluyó una meta financiera, ya sea ahorrar, pagar deudas o arrancar un negocio para aumentar nuestros ingresos.
Lo que sigue es planear el camino y las herramientas que utilizaremos para alcanzarlas. Una de las recomendaciones más comunes es hacer un presupuesto y apegarse a él. Sin embargo, recientes investigaciones en las ciencias del comportamiento han encontrado que los presupuestos no siempre son efectivos a la hora de tomar las decisiones que impactan nuestros bolsillos.
En el Common Cents Lab hicimos un experimento para explorar el impacto que tiene hacer un presupuesto en el comportamiento de gasto de las personas. Desde el inicio, sabíamos que el solo hecho de sentarse a hacer un presupuesto requiere de autocontrol y tiempo, dos recursos escasos para la mayoría de las personas.
Aunque ya pasaron algunas semanas desde que inició el 2023, nunca es tarde para fijar, ajustar o reconsiderar las metas que nos propusimos al toque de las campanadas que anunciaron el nuevo año. Seguramente, alguna de las 12 uvas incluyó una meta financiera, ya sea ahorrar, pagar deudas o arrancar un negocio para aumentar nuestros ingresos.
Lo que sigue es planear el camino y las herramientas que utilizaremos para alcanzarlas. Una de las recomendaciones más comunes es hacer un presupuesto y apegarse a él. Sin embargo, recientes investigaciones en las ciencias del comportamiento han encontrado que los presupuestos no siempre son efectivos a la hora de tomar las decisiones que impactan nuestros bolsillos.
En el Common Cents Lab hicimos un experimento para explorar el impacto que tiene hacer un presupuesto en el comportamiento de gasto de las personas. Desde el inicio, sabíamos que el solo hecho de sentarse a hacer un presupuesto requiere de autocontrol y tiempo, dos recursos escasos para la mayoría de las personas.
Probamos dos formas de hacer presupuestos: en la primera les pedimos a las personas que definieran un presupuesto semanal general, mientras que en la segunda les pedimos que hicieran un presupuesto también semanal, pero desglosado por categorías de gastos. Para ambos grupos medimos cuánto gastaron realmente.
¿Qué ocurrió? Al cabo de las 13 semanas del experimento, no encontramos ninguna diferencia significativa entre los grupos, es decir, independientemente del tipo de presupuesto (e incluso comparado contra un grupo control que no presupuestó) las personas tuvieron el mismo nivel de gastos y siempre por encima de su presupuesto (entre 1.3 y 1.4 veces más de lo que presupuestaron).
Trampas cognitivas que afectan nuestras decisiones financieras
¿Por qué no funcionan los presupuestos? Alcanzar nuestras metas financieras no solo implica optimizar nuestros gastos e ingresos, sino también identificar y superar sesgos y trampas cognitivas que afectan nuestras decisiones financieras. Desde el enfoque de ciencias del comportamiento, te contamos cuáles son las principales trampas y cómo superarlas.
TRAMPA 1: Calcular nuestros gastos futuros
La primera trampa es que no somos buenos estimando nuestros gastos futuros (semanales o mensuales). De hecho, la evidencia sugiere que subestimamos nuestros gastos futuros en alrededor de 15%. Al presupuestar nuestros gastos futuros, automáticamente pensamos en lo que gastamos típicamente (que es más fácil de recordar), en lugar de considerar los posibles gastos del futuro (atípicos o emergencias). Y fallamos todavía más al estimar la cantidad de veces que dichos gastos ocurrirán que el monto que gastaremos.
Por ejemplo, sabemos aproximadamente cuánto gastaremos cada vez que salgamos a comer con los amigos, pero nos equivocamos al pronosticar cuántas veces saldremos con ellos el siguiente mes. Mientras más distantes son los gastos que queremos calcular, más erramos en nuestra estimación.
Esta trampa hace que gastemos más de lo planeado. ¿Cuál es la solución? Usar reglas simples para tomar decisiones. Reglas simples que guíen nuestras decisiones de gastos, pagos y ahorros, tales como “solo comer afuera una vez a la semana”, “ahorrar $1,000 pesos todos los meses para una emergencia”, o “comprarme ropa cada 3 meses”. Esto no solo nos ayuda a estimar mejor cuánto gastaremos en el futuro, sino que también nos ayuda a gastar menos y a acercarnos a nuestras metas de ahorro.
TRAMPA 2: Contabilidad mental
La segunda trampa es la de la contabilidad mental. Una característica central del dinero es que es fungible. Esto significa que $100 pesos son exactamente iguales y nos sirven para lo mismo, independientemente de su procedencia. Sin embargo, tendemos a categorizar el dinero según de dónde viene o a dónde lo destinamos. Por ejemplo, la evidencia muestra que cuando recibimos regalos de dinero (“gift cards”), terminamos gastando más de lo que gastaríamos si no hubiésemos recibido ese dinero. ¿Te suena conocido?
Al final del 2022, tal vez recibimos bonos de desempeño, aguinaldos o regalos monetarios de empleadores, familiares o amigos. Según la contabilidad mental, tenemos la tendencia a utilizar estos regalos para darnos un “gustito” o comprarnos algún lujo. Pero estos regalos o dinero extra también nos pueden servir para acercarnos a nuestras metas financieras. El mismo dinero podemos usarlo para cubrir nuestros gastos regulares y ahorrar el excedente. ¿Cómo hacerlo?
Las ciencias del comportamiento recomiendan la estrategia de “implementación de intenciones” que consiste en definir un plan detallado de cómo vamos a usar ese dinero extra para contribuir a nuestras metas financieras y evitar gastos discrecionales. Mientras más específico sea el plan, mayores las probabilidades de que lo usemos para este fin y nos acerque a nuestras metas financieras.
TRAMPA 3: Descuento hiperbólico
La tercera trampa tiene que ver con el tiempo y se llama descuento hiperbólico (o sesgo del presente). Todos lo hemos experimentado, aunque no siempre lo reconozcamos. El descuento hiperbólico demuestra que nuestras preferencias no son estables porque le damos un valor irracionalmente alto al presente e irracionalmente bajo al futuro. Es por ello que hoy elegimos gastar en cosas que tienen un beneficio en el presente (y que quizás no necesitamos) en detrimento de ahorrar para nuestro futuro. Los costos y beneficios del futuro los descontamos al tomar una decisión hoy.
Desde las ciencias del comportamiento, la estrategia más efectiva para superar esta trampa es automatizar nuestros comportamientos y decisiones futuras. Siempre será más atractivo tomar una decisión que nos beneficie en el presente, aunque descuidemos nuestro futuro. La solución es que los comportamientos que beneficien a nuestro yo del futuro ocurran de manera automática. Por ejemplo, ahorrar un porcentaje de nuestros ingresos de forma automática para una emergencia, configurar cobros automáticos de deudas o cuentas pendientes e incluso automatizar incrementos a nuestras contribuciones para el retiro.
Aún estamos a tiempo de revisar nuestras metas financieras y las estrategias que usamos para alcanzarlas. Identificar las trampas cognitivas que influencian nuestras decisiones es clave para mejorar estas estrategias y nuestra salud financiera. ¡Mucho éxito en sus metas de este año!
Fuente: Antonieta Castro Cosío y Hans Frech La Rosa | Forbes
Investigadores en el Common Cents Lab., laboratorio de ciencias del comportamiento aplicadas a mejorar el bienestar financiero y que forma parte del Center for Advanced Hindsight de la Universidad de Duke. Antonieta Castro es investigadora senior, cuenta con una licenciatura en Relaciones Internacionales, una maestría en Ciencias en Gestión del Desarrollo y un doctorado en Políticas Públicas y Urbanas. Hans Frech La Rosa es miembro del equipo que lidera la iniciativa global de CCL en Latinoamérica, es licenciado en psicología y maestro en administración y políticas públicas.