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Los anillos de Saturno son más jóvenes que el propio planeta

El polvo cósmico reveló que los anillos tienen 400 millones de años ¡y el planeta tiene 4.500 millones de años!

El gigante de los anillos nos sorprende hoy con un ‘fenómeno astronómico nuevo’. Es complicado imaginarse al planeta Saturno sin sus anillos, ¿verdad?. Pues un equipo de astrónomos ha presentado la evidencia más sólida hasta el momento de que Saturno no nació con sus anillos, pues estos se formaron hace solo 400 millones de años, siendo muchísimos más jóvenes que el propio planeta.

Así lo expone un nuevo estudio que pone sobre la mesa, por tanto, que los tiburones, por poner un ejemplo llamativo, serían más antiguos que los anillos de Saturno y poniendo también fin a un debate que lleva persiguiendo a los astrónomos desde hace varios siglos.

¿Cómo han determinado la edad de los anillos?

Los investigadores pudieron determinar el límite de edad de los anillos  estudiando la acumulación de una fina capa de polvo en el hielo que forma los siete anillos de Saturno. Según explican los expertos, pequeños granos de material rocoso o micrometeoroides, se van moviendo a través del sistema solar de manera casi constante. En algunos casos, este flujo puede dejar una fina capa de polvo en los cuerpos planetarios, de ahí que quisieran examinar la rapidez con la que se acumulaba esta capa de polvo en los anillos de Saturno, como el que pasa el dedo por la mesa para ver si tiene polvo. Este polvo se acumula en pequeñas capas en todo nuestro sistema solar, incluso en el hielo de los anillos de Saturno.

“Piensa en los anillos como la alfombra de tu casa. Si tienes una alfombra limpia, solo tienes que esperar. El polvo se asentará en la alfombra. Lo mismo ocurre con los anillos”, dice el investigador principal Sascha Kempf, profesor asociado en el Laboratorio de Física Atmosférica y Espacial (LASP) de la Universidad de Colorado Boulder, EE. UU. y coautor del estudio que publica la revista Science Advances.

No ha sido un trabajo sencillo ni rápido. Los científicos pasaron 13 años recolectando una cantidad minúscula de polvo mientras medían la velocidad a la que se acumulaba en los anillos del planeta. Entre 2004 y 2017, emplearon un instrumento conocido como Cosmic Dust Analyzer a bordo de la última nave espacial Cassini de la NASA para estudiar las partículas de polvo en las cercanías de Saturno, reuniendo apenas 163 granos de polvo provenientes del vecindario más inmediato del planeta. Pero fue suficiente para su propósito. Según los expertos, alrededor de 166.000 millones de toneladas de polvo caen sobre los anillos cada año.

Un poco de historia

Los anillos fueron descubiertos por primera vez por el astrónomo italiano Galileo Galilei en 1610, quien usó un telescopio y notó que el sexto planeta desde el sol tenía «orejas», o protuberancias alargadas a ambos lados del planeta. Había descubierto los anillos de Saturno. Sus dibujos originales representan los anillos algo como si fueran las asas de una jarra de agua o un botijo. En el siglo XIX el científico escocés James Clerk Maxwell, propuso que los anillos de Saturno no eran una estructura sólida, sino que estaban compuestos por numerosas piezas individuales. Hoy sabemos que tiene siete anillos y que están formados por múltiples trocitos de hielo o pedruscos helados.

A pesar de lo interesante y llamativo de esta conclusión, el estudio no responde a todas las preguntas sobre los enigmáticos anillos. 

«Sabemos aproximadamente cuántos años tienen los anillos, pero no resuelve ninguno de nuestros otros problemas», señaló Kempf. «Todavía no sabemos cómo se formaron estos anillos en primer lugar. Si los anillos son de corta duración y dinámicos, ¿por qué los estamos viendo ahora?» añadió el experto. «Es demasiada suerte». El hecho de que estas características efímeras existieran en un momento en que Galileo y la nave espacial Cassini pudieron observarlas parece casi fortuito, según Kempf.

Futuras investigaciones sobre el polvo espacial podrían revelar más pistas sobre la edad planetaria de estos anillos (antes de que desaparezcan, ya que también sabemos que dentro de varios cientos de millones de años es probable que acaben siendo cosa del pasado), gracias a un analizador de polvo más sofisticado que estará a bordo de la próxima misión Europa Clipper de la NASA. Clipper tiene previsto su lanzamiento en octubre de 2024 y explorará la luna Europa de Júpiter y si esta luna helada podría albergar condiciones adecuadas para la vida.

Fuente: MuyInteresante

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