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Jurassic World Dominion: así era el dinosaurio volador más grande

El Quetzalcoatlus es el animal volador más grande que haya existido en la Tierra.

A un sonido vibrante le acompaña un rugido como si el motor de un avión se estuviese acercando. Es justo el medio de transporte que Owen Grady piensa (más bien desea) que se está acercando al aeroplano en el que va de pasajero junto a Kayla Watts y Claire Dearing. Unos instantes después, poderosas garras hacen trizas la cabina delantera. El ave más grande que haya sobrevolado nuestro planeta está atacando en pleno vuelo a los protagonistas de “Jurassic World: Dominion

Esta escena se puede ver en el tráiler de la nueva película de la saga “Jurassic Park”. En ella aparece uno de los seres vivos más impresionantes de la historia de nuestro planeta: un bicho volador del tamaño de una avioneta. 

Un dios en el cielo

Los primeros fósiles de este animal fueron hallados por Douglas Lawson cuando apenas superaba los veinte años y estudiaba geología en la Universidad de Texas. Aparecieron en la década de 1970 en el Parque Nacional Big Bend, en Texas. Lawson encontró restos de un ala que, dada sus dimensiones, implicaba que la especie superaría con mucho el tamaño de las aves más grandes conocidas hasta la fecha. De hecho, los huesos apuntaban a unas alas con una proporción comparable a las de algunos aviones.

Debido a su majestuosidad, la especie fue nombrada en honor a Quetzalcóatl, la “serpiente emplumada”. Pero, a diferencia del dios mexica, parece que este monstruo volador no tenía plumas, sino que tendría todo el cuerpo cubierto de pelo.

Aunque vivió hace 70 millones de años, en la era de los dinosaurios, el Quetzalcoatlus no es exactamente un dinosaurio, sino un pterosaurio, un reptil volador de la familia de los arcosaurios. Pero menudo reptil volador.

Un volador gigante

Podía superar los 4 metros de altura, como una jirafa actual; al desplegar sus alas alcanzaba una envergadura de 12 o 13 metros, es decir, superaba la longitud de un autobús estándar, y pesaba más de 200 kilos. Con un cuello de 2 metros y un enorme pico coronado por una cresta de más de un metro, parece que estemos describiendo a una cigüeña mutante capaz de enfrentarse a Hulk.

Las aves más grandes de la actualidad son el cóndor de los Andes y el albatros, cuyas dimensiones quedan bastante alejadas del gigante Quetzalcoatlus. Por eso, los científicos han tenido problemas para determinar su apariencia real, comportamiento y maneras de desplazarse, pues genera muchas dudas su enorme envergadura: ¿cómo caminaba con unas alas que llegaban al suelo cuando se plegaban? ¿cómo iniciaba el vuelo? ¿Cómo cazaba con ese pico descomunal?

Sin embargo, hay estudios que ponen sus esfuerzos en describir la morfología de esta especie, propia de monstruos legendarios de la ciencia ficción. Así, en los últimos años, distintos autores han ido publicando los resultados de sus investigaciones con el objetivo de dotar de una morfología real al Quetzalcoatlus, más allá de la concepción que prevalece en el imaginario del gran público.

“Este es el primer vistazo real a la totalidad del animal más grande que jamás haya volado, hasta donde sabemos. Los resultados son revolucionarios para el estudio de los pterosaurios, los primeros animales, después de los insectos, en evolucionar el vuelo motorizado”

Así lo ve Kevin Padian, profesor emérito de biología integrativa en la Universidad de California, en Berkeley y autor de unos de los estudios que han descrito la morfología funcional del Quetzalcoatlus.

Caminaba con dificultad, pero volaba como ningún otro animal

La reconstrucción de su esqueleto siguiendo los restos fósiles hallados, nos deja ver un animal con poca soltura para caminar en superficie. Andaba sobre sus patas traseras, pero sus enormes extremidades delanteras se posaban en el suelo una vez plegaba sus alas. No tenía la habilidad de algunos murciélagos para avanzar sobre sus cuatro patas, sino que levantaría un ala para dar un paso con la pierna del mismo lado, repitiendo el movimiento con las extremidades opuestas, en un caminar torpe. Lo cual encajaría con las huellas de pterosaurios descubiertas en el sur de Francia a finales del siglo XX.

Los paleontólogos describen un comportamiento similar al de una garza para cazar con su pico. Y, respecto a su vuelo, anteriormente se pensaba que Quetzalcoatlus necesitaba una carrera mínima en el suelo para ganar altura, como los aviones. Pero las nuevas descripciones hablan de un despegue in situ, haciendo uso de sus potentes patas traseras y un aleteo firme. Es por ello que la especie muestra unos pectorales muy desarrollados, pues debían enviar fuerza suficiente a unas alas enormes.

A falta de una revisión más actualizada, hay estudios que defendieron una capacidad de vuelo en esta especie de hasta 88 kilómetros por hora, pudiendo recorrer distancias larguísimas sin detenerse. Los investigadores estiman un recorrido de 16 000 kilómetros de un solo vuelo, lo que supondría sobrevolar prácticamente la mitad del planeta Tierra. Una bestialidad a la altura de este gigante volador.

Referencias: 

Kellner, A. et all. 2010. Cranial remains of Quetzalcoatlus (Pterosauria, Azhdarchidae) from Late Cretaceous sediments of Big Bend National Park, Texas. Journal of Vertebrate Paleontology 16, 2, 222-231. DOI: 10.1080/02724634.1996.10011310.

Padian, K. et all. 2021. Functional morphology of Quetzalcoatlus Lawson 1975 (Pterodactyloidea: Azhdarchoidea). Journal of Vertebrate Paleontology 41, sup1, 218-251. DOI: 10.1080/02724634.2020.1780247.

Fuente: Muy Interesante

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