Investigadores suizos han desarrollado un conjunto de dispositivos textiles y electrónicos que se colocan por encima de los brazos y el torso y funcionan como una capa adicional y externa de músculos, aumentando la fuerza y la resistencia.
Los investigadores de la universidad ETH Zurich, en Suiza, han desarrollado un sistema textil portátil que sirve como una capa extra de músculos.
Explican cómo nació este dispositivo, capaz de aumentar la fuerza y la resistencia de la parte superior del cuerpo, reproduciendo el testimonio de una de las personas a los que está destinado: una persona con su movilidad restringida.
El dispositivo se denomina Myoshirt (combinación del prefijo “myo” y la palabra “shirt”, que significan músculo y camisa, en inglés). La persona que ofrece su testimonio sobre cómo es su vida actualmente y como podría mejorar utilizando este nuevo dispositivo, se llama Michael Hagmann.
“Mis brazos simplemente se están debilitando”, señala Hagmann, a quien se le diagnosticó en 2016 una forma rara de distrofia muscular conocida como miopatía de Bethlem, que causa rigidez articular y debilidad muscular que empeora gradualmente, y menudo afecta los pies, las manos y los codos.Para compensar la falta de fuerza muscular en sus brazos, Hagmann explica que en la actualidad ajusta sus movimientos corporales de una manera que da como resultado una mala postura y que le produce tensión.
Marie Georgarakis, ex estudiante de doctorado en el Laboratorio de Sistemas Sensoriales Motores (SMS Lab) de la ETH Zurich y una de las investigadoras que trabajan en el desarrollo del Myoshirt, está familiarizada con los problemas que sufre Hagmann.“Aunque los hospitales cuentan con numerosos dispositivos que ofrecen una buena terapia (para la distrofia muscular), a menudo son muy costosos y difíciles de manejar”, señala.
“Y dado que hay pocas ayudas técnicas que los pacientes puedan usar directamente en su vida cotidiana y a las que puedan recurrir para realizar ejercicios en casa”, el objetivo del Myoshirt consiste en subsanar dichas carencias, de acuerdo a Georgarakis.
Esta idea condujo a la creación de este exomúsculo suave y portátil que se coloca sobre la parte superior del cuerpo, y que le confiere a esa zona corporal “tanta fuerza como sea necesario”.
Es una especie de chaleco con puños para la parte más alta de los brazos acompañado de una pequeña caja que contiene toda la tecnología de este sistema y que no se utiliza directamente sobre el cuerpo del paciente, según la ETH Zurich.
Músculos artificiales fuera del cuerpo
Estos son los nuevos músculos artificiales y aumentan la fuerza humana
La tela con la que está confeccionado el Myoshirt lleva incrustados unos sensores que trabajan en conjunto con un algoritmo informático (conjunto de instrucciones definidas, ordenadas y acotadas para desarrollar una tarea).
El “trabajo en equipo” de los sensores y los algoritmos permite detectar los movimientos intencionales del usuario y calcular la cantidad de fuerza que requiere en ese momento para completar ese movimiento. Luego, un motor acorta un cable situado en la tela y que corre paralelo a los músculos del usuario, una especie de tendón artificial, y de esta manera brinda apoyo al movimiento que desea realizar el usuario.
Esta asistencia está siempre en sintonía con los movimientos de la persona que lleva puesto el Myoshirt, y se puede adaptar a las preferencias individuales del usuario, que siempre tiene el control del dispositivo y puede desactivarlo en cualquier momento.
Los investigadores probaron este prototipo en un estudio con 12 participantes: diez personas sin ningún impedimento físico, una persona con distrofia muscular (Michael Hagmann) y otra con una lesión en la médula espinal.
Los resultados fueron prometedores: todos los participantes pudieron levantar sus brazos y/u objetos durante mucho más tiempo gracias al exomúsculo (músculo externo). La resistencia aumentó en todas las personas, aunque en diferentes porcentajes.
El exomúsculo consiguió que el trabajo de los músculos “naturales” de los participantes fuera menos exigente, y la gran mayoría de esas personas señalaron que podían utilizar el dispositivo de una manera intuitiva, según la ETH Zurich.De todos modos, se necesita tiempo para que un producto esté listo para lanzarlo al mercado, según sus desarrolladores.
“Queremos probar este prototipo fuera del laboratorio en el entorno natural de los futuros usuarios y usar los resultados de esa prueba para mejorarlo”, señala Michele Xiloyannis, que también trabaja en el SMS Lab y realiza investigaciones para el proyecto Myoshirt.
Por ejemplo se deben reducir el tamaño y peso del dispositivo, cuyos mecanismos y caja de control pesan actualmente 4 kilogramos, para que pueda ser usado discreta y cómodamente debajo de la ropa de una persona, explica. Además, los investigadores quieren minimizar el tamaño del producto centrándose en una sola función: apoyar el movimiento de los hombros del usuario cuando levanta los brazos.
“Lo que más me gusta es cómo los investigadores desarrollan sus ideas en colaboración con los usuarios potenciales”, dice Hagmann, quien ha colaborado en las pruebas de otros sistemas de ayuda técnica en el ETH Zurich.
Fuente: EFE