Hay científicos que piensan que los seres humanos nunca domesticamos a los gatos. Por el contrario, fueron ellos mismos los que decidieron hacerse una especie de casa. “En su verdadera forma felina, los gatos se tomaron su tiempo para decidir si saltaban al regazo de los humanos“, escribe Casey Smith, reportera de vida silvestre en National Geographic.
Esta decisión no pasó desapercibida en su camino evolutivo: parece ser que hoy, los gatos tienen un cerebro mucho más pequeño que cuando vivían en libertad. Según una serie de medidas que tomó un equipo de veterinarios para la revista Royal Society Open Science, el cráneo de los felinos domésticos se redujo en tamaño y peso. Esto es lo que sabemos.
A más mimos, ¿menos cerebro?
Según los registros del equipo británico, la relación que hemos entablado con los gatos tiene más de 10 mil años. En ese tiempo, las dimensiones de su cráneo y cerebro se han reducido. Sin embargo, “Esto no significa necesariamente que tu gato atigrado sea más tonto que un gato montés”, explica Live Science.
En otras palabras: el hecho de que el cerebro de tu gato sea más pequeño que el de los felinos salvajes no implica que sea menos ágil. Aunque esto es cierto, la cercanía que estos animales tienen con nuestra propia especie sí ha modificado cómo evolucionan sus órganos. Esto se debe a que, a lo largo de los años, sus necesidades han cambiado.
Según los científicos, estos cambios empiezan a nivel genético. En cada animal, se manifiestan cuando todavía están en la panza de su mamá, desarrollándose como embriones. En el caso del cerebro de los gatos, marca la pauta para la formación de todo su sistema nervioso, que conecta las neuronas con el resto del cuerpo.
Como los gatos domésticos tienen resueltas muchas de sus necesidades básicas en casa, no necesitan cazar tanto como los felinos salvajes. Por ello, también, son mucho más pequeños, y requieren de menos carne para sobrevivir. De esta manera se explica, también, que el cerebro de los gatos se haya encogido.
Un cerebro 25 % más pequeño
El estudio reveló que, a comparación de los ejemplares de antes, los gatos de hoy tienen un cerebro 25 % más pequeños. Los científicos no tuvieron que irse muy lejos en la historia: comparando los registros veterinarios de 1960, se dieron cuenta de que los felinos domésticos de hoy perdieron 1/4 del tamaño total del cráneo —y por lo tanto, de materia gris.
Este fenómeno, sin embargo, no es exclusivo de los gatos domésticos:
“Los cambios en el volumen craneal han sido bien documentados en especies [domesticadas], incluidas ovejas, conejos, perros y muchas más”, escribieron los investigadores.
Lo verdaderamente sorprendente, en el caso de los gatos, es que el proceso pareció acelerarse mucho. Esto podría marcar un camino diferente para la especie en los próximos años. Lo que es seguro, sin embargo, es que van a seguir creyéndose dueños de la casa, la comida y la cama de sus familias para tomar bañitos de sol.
Fuente: Muy Interesante