Uno de los síntomas más frecuentes durante COVID-19 es la pérdida del olfato o el gusto. Aunque estos síntomas podrían considerarse leves o moderados, en realidad tienen un gran impacto en la calidad de vida de las personas, especialmente si perduran durante semanas después de la infección. Pero, ¿qué opciones tienen estos pacientes?
Anosmia: pérdida de olfato
La pérdida de olfato que puede aparecer tras una infección provocada por el SARS-CoV-2 suele durar pocos días o semanas tras el inicio de los síntomas. Sin embargo, en algunos pacientes, este síntoma puede permanecer incluso cuando el virus ha sido completamente eliminado del organismo.
Cuando este o cualquier otro síntoma que aparece durante la infección sigue presente veintiocho días después del comienzo de la enfermedad, hablamos de COVID persistente o Long COVID, en inglés.
Dentro del abanico de síntomas que se pueden quedar durante COVID persistente, la pérdida (anosmia) o reducción (hiposmia) de olfato puede suponer un gran detrimento en la calidad de vida de las personas.
Todos hemos sufrido alguna vez en nuestras vidas de un fuerte catarro que no nos permite percibir ningún olor y que incluso nos afecta a la hora de comer. Imaginemos que esta sensación perdura durante semanas, sin saber cuándo se recuperará.
Un estudio en pacientes de COVID-19 reveló que un 47,85 % sufrió anosmia y que suele presentarse cuando la enfermedad tiene síntomas más leves, ya que rara vez se observa en pacientes graves.
¿Por qué se pierda el olfato durante COVID-19?
La infección causada por el coronavirus SARS-CoV-2 se realiza a través de la proteína S (del inglés spike) del virus que se une a la molécula ACE2 que está presente en algunas de las células de nuestro organismo. A través de estas moléculas, el virus entra en el interior de la célula y comienza la infección.
En el interior de la nariz, en el techo de la cavidad nasal, encontramos el epitelio olfativohumano. En esta mucosa encontramos muchos tipos de células y entre ellas, tenemos las células sustentaculares que presentan el receptor ACE2 que puede usar el coronavirus para infectar.
Aunque la función de estas células no se conoce por completo, se sabe que ayudan a las neuronas sensoriales como estructura y apoyo en su función de transmitir las señales olfativas. También se sabe que estas células se regeneran a lo largo de la vida de un individuo de forma lenta, pero continua.
Un posible mecanismo por el cual se sufre anosmia o hiposmia tras COVID-19 es porque estas células que ayudan a las neuronas son infectadas por el coronavirus y se requiere un tiempo hasta que son regeneradas para que el epitelio olfativo pueda retomar su trabajo.
También se han propuesto otros mecanismos adicionales o alternativos, como infiltración del virus en el cerebro y daño en los centros olfatorios, aunque es bastante menos probable. Por este motivo, la rehabilitación olfatoria puede descartar si hay daño neurológico.
En el caso en que los síntomas perduren tras la recuperación de la infección, una rehabilitación olfativa puede ayudar a descartar una secuela neurológica y además acelerar el proceso de recuperación del olfato.
Rehabilitación olfatoria post COVID-19
Los pacientes que sufran de anosmia o hiposmia pueden realizar una rehabilitación olfatoriaque nos permita acelerar el proceso de recuperación del olfato a través de una serie de ejercicios sencillos que se pueden realizar cada día, varias veces al día.
Un estudio recientemente publicado ha analizado la práctica de esta rehabilitación olfatoria en 108 artículos, y ha concluido que esta práctica es efectiva y no conlleva efectos secundarios significativos.
La forma más común de realizar esta rehabilitación consiste en cuatro preparaciones líquidasque normalmente contienen sustancias con olor a rosas, eucalipto, limón y clavo. Puede que algunas clínicas presenten sólo tres o alguno de estos odorantes sea distinto, pero se recomienda que incluyan odorantes de tipo frutal, mentolado, aromático o floral.
Una forma sencilla de realizar el ejercicio es humedecer un bastoncillo o una almohadilla de algodón que se suele usar para desmaquillarse y olerla durante veinte o treinta segundos, una vez antes del desayuno y otra vez antes de dormir.
Estos ejercicios se pueden realizar entre doce y cincuenta y seis semanas, lo que a veces presenta un problema para que los pacientes se adhieran al protocolo y lo realicen al completo. Para ayudar a que sigan el protocolo y mantener la motivación, se recomienda realizar una visita al mes para controlar el progreso y resolver dudas.
Otras intervenciones que ayudan contra la anosmia
Además de la rehabilitación olfativa, existen otras estrategias adicionales que han demostrado ser beneficiosas para reducir el riesgo de sufrir anosmia o pérdida del olfato. El ejercicio en personas de avanzada edad ha demostrado ser efectivo en general y en pacientes con Parkinson. Corticoesteroides también pueden resultar efectivos para mejorar la anosmia con una dosis inicial, aunque el uso prolongado presenta otros peligros.
Otras prácticas que incluyen el uso de antibióticos, acupuntura, extracto en polvo de Danggui-shaoyao-san o ácido lipoico, no tienen suficiente evidencia científica como para considerarse beneficiosos para la mejoría de anosmia o hiposmia.
Fuente: Muy Interesante