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La isla de Gavrinis: la desconocida Capilla Sixtina del Neolítico

Un monumento megalítico con más de 5000 años en una isla desierta.

Apenas 15 minutos de travesía tarda un barco en llegar desde el puerto de Larmor-Baden hasta la deshabitada isla de Gavrinis, en el sur de la Bretaña francesa. Este enclave del golfo de Morbihan no supera las 30 hectáreas. Pero sus 750 metros de longitud y 400 de anchura son suficientes para albergar una construcción megalítica del Neolítico. El cairn, tal y como se conoce a este tipo de túmulos, se ha ganado el calificativo de Capilla Sixtina del Neolítico debido a su profusa y bella decoración interior. 

Gavrinis

Exterior del monumento en la isla de Gavrinis | Wikimedia.

Megalitos grabados

El monumento se levantó alrededor del 3500 a. C. y se trata de un sepulcro de corredor. Es una construcción megalítica bastante común, que consiste en una cámara sepulcral a la que se accede a través de un corredor, todo ello cubierto por un túmulo de piedras y tierra. Claro que estas edificaciones fueron evolucionando durante el Neolítico y en Gavrinis encontramos uno de los ejemplos más destacados del megalitismo tardío en Europa. 

El túmulo alcanza los ocho metros de altura y tiene unos cincuenta metros de diámetro. Tres imponentes piedras forman la entrada a un corredor de 14 metros de largo. Solo las linternas permiten admirar la decoración que se extiende a lo largo de las 29 losas de gran tamaño que forman el pasillo. Parece que un gigante hubiese dejado allí su huella digital, pues las rocas están grabadas con líneas paralelas que van haciendo curvas, entre las que se distinguen figuras de hachas pulidas, arcos, flechas, serpientes, barcos y cabras. De hecho, el nombre de la isla proviene del bretón gavi, que significa “cabra”, y enez, que significa “isla”. Hasta ocho meses podían tardar en grabar las inscripciones que recorren cada losa. Tanto esfuerzo cobraba sentido para la pieza importante del monumento. 

El corredor desemboca en una cámara funeraria de algo menos de dos metros de altura y 6,5 metros cuadrados de superficie. Está cubierta por una piedra de 17 toneladas. Fue en estas losas donde se descubrieron los motivos grabados reconocibles más allá de las líneas. Algunos de ellos, como es el caso de un bóvido, aparecen a la mitad o solo se podía ver un fragmento. ¿A qué respondía esta decoración “a medias”? Los arqueólogos descubrieron que el material de esta construcción había sido reutilizado. Sabemos que la cubierta de la cámara funeraria proviene de un menhir, que fue cortado en tres trozos, uno de los cuales acabó en Gavrinis y el otro en la cubierta de la cámara de la Table des Marchand, otro monumento megalítico encontrado en Locmariaquer, en la costa frente a la isla de Gavrinis. 

Gavrinis interior decoracion

Decoración en las losas del corredo | Wikimedia

Descubrimiento

Las primeras noticias acerca del cairn de Gavrinis nos llegan desde el siglo XII. Unos monjes templarios construyeron una granja y una capilla en la isla y acabaron encontrando las grandes piedras del túmulo. Llegaron a excavarlo desde arriba para entrar y saciar su curiosidad. Sin embargo, no sería hasta el siglo XIX cuando llegaría la primera descripción. El canónigo Joseph Mahé habló del túmulo en su obra “Essai sur les Antiquités du Morbihan”. Por entonces, la isla tenía dueño privado, el señor Cauzique, que llegó a ser alcalde de Crach una población que compartía el golfo con la isla. Cauzique se mostró interesado por el túmulo y desde entonces se iniciaron una serie de expediciones arqueológicas que han ido conformando la base del conocimiento acerca de este monumento megalítico. 

En 1835, Prosper Mérimée, que no solo fue el autor de la famosa novela “Carmen”, sino que también era historiador y arqueólogo, habló del enclave en su obra “Viaje en el Oeste de Francia”:

¿Cuál era su función?

Ya se sabe que los monumentos megalíticos de la Prehistoria son proclives a recibir infinidad de teorías disparatadas. El consenso científico defiende que se trata de un enterramiento ritual, tal y como define el propio concepto de estas construcciones: túmulos funerarios. Se piensa que pudo ser un enterramiento colectivo, pero la acidez del suelo granítico de la isla ha impedido que se conservaran cuerpos enterrados, si es que algún los hubo, claro. Además de la función religiosa y ritual, no se descarta que pudieran marcar territorios y derechos sobre los mismos

Sin embargo, a día de hoy sigue siendo un misterio el motivo que llevó a los constructores a romper un menhir y reutilizar su roca decorada en distintos monumentos megalíticos. 

Fuente: Muy Interesante

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