Un grupo de arqueólogos ha descubierto, en el interior de la llamada Pirámide de la Pinturas (en el sitio arqueológico de San Bartolo, Guatemala), la que según afirman es la primera anotación conocida de un calendario maya. Está formada por un glifo que simboliza una cabeza de ciervo debajo de dos puntos y una línea, que representarían el número siete.
La anotación se ha encontrado en un fragmento de mural descubierto en el interior de la pirámide, que recibe el nombre de las Pinturas precisamente por los vistosos murales que adornan la primera cámara en ser explorada. Un total de once fragmentos fueron recuperados entre los años 2002 y 2012 y analizados en 2020 mediante datación por radiocarbono. Los resultados del estudio los ubican entre los años 300 y 200 a.C., a finales del periodo Preclásico mesoamericano.
Según David Stuart, el investigador principal del estudio, estas fechas son relevantes porque sugieren un desarrollo de la tradición artística y escrita más temprano del que se creía hasta ahora y también un origen geográfico posiblemente distinto. Para tener una tradición de escritura establecida a finales del Preclásico, Stuart afirma que esta debería haber empezado durante el Preclásico Medio (1200-400 a.C.) o incluso antes.
Los investigadores señalan también la importancia del descubrimiento, así como de todo el sitio de San Bartolo, como evidencia de las prácticas religiosas de finales del periodo Preclásico. La sociedad maya, igual que otras de Mesoamérica, se regía por tres calendarios: el solar, de 365 días; el ritual, de 260, al cual pertenece el fragmento descubierto; y la llamada cuenta larga, más compleja, que cuenta los ciclos transcurridos desde el año 3114 a.C., fecha de la creación del mundo en la mitología mesoamericana.
Fuente: National Geographic