El matrimonio Arnolfini es una pequeña obra que el pintor flamenco Jean van Eyk realizó en la primera mitad del siglo XV por encargo de Giovanni Arnolfini, un rico mercader italiano afincado en Brujas. Detrás de este aparentemente simple retrato de una pareja acomodada de Flandes se esconden infinidad de símbolos y referencias plasmadas con un realismo y un cuidado por los detalles sorprendente.
Así, si miramos fijamente esta obra, podemos encontrar referencias a la última moda entre las clases acomodadas de la ciudad, al matrimonio y a la descendencia o, incluso, el propio autorretrato del artistaescondido al fondo de la sala. Un verdadero ejercicio de virtuosismo pictórico.
Un feliz matrimonio
Los protagonistas son Arnolfini y su segunda esposa, cuya identidad se desconoce, de hecho el título completo de esta obra es Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa. Ambos posan cogidos de la mano en lo que parece una actitud de cariño y respeto.
Que no nos engañe la mano
Durante años se pensó que la pintura representaba una ceremonia de matrimonio, aunque esta idea está descartada en la actualidad. Parece que tan solo quiere reflejar la felicidad de la pareja. Según una leyenda popular, el retrato habría sido encargado con motivo del embarazo de la esposa de Arnolfini. Por ello se ha querido ver en la mano sobre la barriga de la mujer un símbolo de su estado de buena esperanza. Pero parece que tan solo sostiene su voluminoso, como suelen hacer las damas de esa época.
Una próspera pareja
Cada detalle des esta obra está destinado a destacar la prosperidad de la pareja. Él lleva un sombrero de paja trenzada y un largo abrigo oscuro, probablemente de terciopelo de seda. Debajo, un jubón negro, posiblemente también de seda, con puños plateados.
Toda una dama
La mujer viste un fino sobrevestido de lana verde con elaboradas mangas deshilachadas y una larga cola que cae en gruesos pliegues alrededor de sus pies. Está adornado con un pelaje blanco, posiblemente armiño o vientre de ardilla.
Una lujosa habitación
Van Eyck pintó una habitación aparentemente real, pero colocó cada objeto cuidadosamente para reafirmar la riqueza y el estatus de la pareja. Una vidriera como la de las catedrales, que ilumina la lujosa araña o una alfombra importada de oriente. Aunque el mueble más lujoso de la habitación es la cama, grande y lujosa, cubierta con un costoso paño de lana roja.
La simplicidad de la riqueza
La prosperidad y la riqueza de la pareja puede observarse hasta en el más simple de los detalles de la obra, como estos zuecos, la última moda entre las personas ricas de la época. Madera, cuero y hebillas de metal que parecen reales.
Un lujo al alcance de pocos
Pero lo que verdaderamente demuestra el nivel de riqueza de la pareja son unas simples naranjas al lado de la ventana, de nuevo pintadas con un sorprendente nivel de detalle que llega hasta a representar su sombra. Era una fruta exótica en la Brujas de la época y debía ser importada de climas más cálidos, por lo que era muy cara.
¿Símbolo del amor?
La llama del amor prende en la vela de la lámpara encendida sobre Giovanni. Pero según otras interpretaciones más atrevidas, el retrato de la pareja sería una especie de homenaje póstumo a la mujer de Arnolfini. En este sentido, la llama de la vela sobre Arnolfini representaría al marido, todavía vivo, y la vela apagada encima de la mujer a su esposa fallecida.
¿Fidelidad o muerte?
En este sentido, la interpretación tradicional de la figura del perro, magistralmente retratado por Van Eyk, es que sería un símbolo de fidelidad. Pero siguiendo la hipótesis luctuosa, el animal estaría ahí situado en su condición de guía al más allá a los fallecidos, según una tradición romana.
Los detalles de la Pasión
Otro detalle que da alas a esta atrevida interpretación es la decoración del espejo que cuelga de la pared, con escenas de la pasión de Cristo. Las imágenes del lado del marido muestran a un Jesucristo vivo, mientras que las que están más cerca de la mujer pertenecen a momentos posteriores a la crucifixión.
Un cuadro dentro de otro
El reflejo del espejo es una muestra del virtuosismo de Van Eyck, es realmente un cuadro dentro de otro cuadro. En apenas 5 cm de diámetro refleja la cara oculta de la escena: la pareja de espaldas y frente a ellos, van Eyk y su ayudante. Incluso se intuye una vista de Brujas por la ventana. El realismo del reflejo deformado por la forma convexa del espejo es impresionante.
Fuente: Historia | National Geographic