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Así funciona la tecnología que captura y almacena el carbono

La captura de carbono ha sido pregonada como una importante solución tecnológica a la crisis climática, ¿pero funciona?

La captura de carbono ha sido pregonada como una importante solución tecnológica a la crisis climática. Ocupó muchos debates durante la pasada COP26, celebrada en Glasglow. ¿Pero realmente funciona? En teoría, sí. La práctica, en cambio, plantea muchas dudas. No faltan expertos que han cuestionado su eficacia y si apostar por su promoción es un uso realista y efectivo de los presupuestos ambientales.

¿Qué es la captura y almacenamiento de carbono?

La captura y almacenamiento de carbono (CAC o CCS, por sus siglas en inglés) es el proceso de captura de carbono en aquellos procesos en los que normalmente se libera a la atmósfera. Este carbono se transporta desde donde se captura hasta donde se almacena, en un lugar seguro, a menudo bajo tierra.

¿Cómo se captura el carbono?

El carbono puede ser capturado en muchos procesos a gran escala, como por ejemplo en centrales eléctricas y en el procesamiento del gas natural. Hay diferentes formas de hacerlo.

La captura se puede realizar después de que se quemen los combustibles fósiles retirando el CO2 emitido por los tubos de escape (o las chimeneas industriales), que generalmente se liberan al aire.

También existen métodos para capturar la precombustión del carbono. En este caso se atrapa el CO2 antes de que se queme el combustible mediante procesos llamados «gasificación» o «reformación». Esto ocurre cuando el combustible se quema parcialmente y se convierte en un gas sintético, de donde se puede extraer el CO2.

Finalmente, hay un proceso llamado oxicombustible, en el que el combustible se quema en un entorno de oxígeno en lugar de hacerlo en uno de aire. El resultante son gases que contienen principalmente CO2 y agua. Cuando el agua se enfría y se condensa, se puede capturar el CO2 restante.¿Qué impacto puede tener?Allá donde se use, la tecnología CAC actual tiene como objetivo eliminar el 90% de las emisiones de carbono. Esto puede tener un impacto significativo en las emisiones de la producción de combustibles fósiles, reduciendo así la huella ambiental del sector energético.Las emisiones de combustibles fósiles constituyeron el 89% de las emisiones de carbono causadas por el ser humano en 2018, según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC). Por lo tanto, controlar las emisiones del procesamiento de combustibles fósiles tendría un efecto positivo.

Los gobiernos de todo el mundo están invirtiendo mucho en estos métodos de captura y almacenamiento como una forma de cumplir con sus objetivos de emisiones y llegar al cero neto. La tecnología está respaldada por la industria del petróleo y el gas.

Según el Centro de Soluciones Climáticas y Energéticas (C2ES), actualmente hay 26 proyectos de captura de carbono activos a gran escala y a nivel global, y 34 más en diferentes etapas de desarrollo.

¿Cuáles son los inconvenientes de la captura de carbono?

Algunas asociaciones ambientales han planteado dudas sobre esta tecnología. Uno de los problemas es el lento progreso en la preparación de las instalaciones para la captura de carbono. Si bien se ha anunciado como una de las principales soluciones tecnológicas para la crisis climática, la cantidad de CO2 capturada actualmente por las tecnologías CAC es pequeña.

Las instalaciones de CAC que operan en la actualidad tienen la capacidad de capturar alrededor de 40 millones de toneladas de CO2 al año. La última cifra mundial de emisiones de CO2 procedente de los combustibles fósiles (2020) fue de 34.000 millones de toneladas.

Los planes para combatir el cambio climático de muchos países dependen en gran medida de la captura de carbono, pero algunos analistas han cuestionado si este es un uso realista y efectivo de los presupuestos ambientales, que podrían gastarse en fuentes de energía renovables, por ejemplo.

El coste del desarrollo de la captura de carbono y de llevar las instalaciones de CAC a niveles comerciales ha generado muchas críticas.

Otro problema, por añadidura, es que la mayoría de los proyectos de captura de carbono no estarán en funcionamiento hasta la próxima década. Los científicos dicen que se requieren reducciones significativas de carbono en esta década si el mundo quiere disminuir el aumento de la temperatura global.

Actualmente, gran parte del carbono capturado se utiliza en la recuperación mejorada de petróleo (EOR). Aquí es donde las compañías petroleras utilizan el CO2 para obtener petróleo de reservorios previamente inalcanzables. Los críticos argumentan que esto, en realidad, empeora el cambio climático, ya que permite acceder a más petróleo que luego se quema, lo que aumenta las emisiones, a pesar de reducir el carbono liberado durante la extracción.

También existe el temor de que la captura de carbono se utilice como un método para que los países con una gran producción de combustibles fósiles continúen extrayéndolos y vendiéndolos, lo que obstaculizaría los intentos globales de reducir las emisiones. Además, han surgido temores sobre el peligro potencial de que el CO2 se escape de las áreas subterráneas de almacenaje, ya sea de forma gradual o repentina.

¿Y qué está pasando en Escocia?

El plan de cambio climático del gobierno escocés sugiere que la tecnología CAC puede jugar un papel importante en los intentos de reducir las emisiones. La incluye en lo que se conocen como las «tecnologías de emisiones negativas» (NETs), entre las que se encuentran la captura y el almacenamiento.

Los principales métodos de captura de carbono que, según el gobierno escocés, podrían ayudar a reducir las emisiones, son el uso de biomasa para generar electricidad junto con la CAC, y su utilización en la producción de hidrógeno. El plan de cambio climático señala que la «estrategia para la entrega de NETs se basará en nuestro apoyo a un sistema CAC flexible y adaptable en Escocia».

Una de las partes del plan de Escocia era el uso de captura y almacenamiento de carbono en una instalación llamada proyecto Acorn, que tenía como objetivo estar en funcionamiento en 2024 y capturar 10 millones de toneladas de CO2 por año para 2030, almacenándolo en antiguos depósitos de petróleo y gas situados en el Mar del Norte. Las propias estimaciones del proyecto Acorn predijeron que para 2030 se almacenarían de 5 a 6 millones de toneladas de CO2, lo que llevó a los activistas a describir las cifras del gobierno escocés como «especulativas».

Este proyecto no recibió el esperado respaldo del gobierno del Reino Unido, y es probable que ahora no se desarrolle hasta la segunda fase de captura de carbono del Reino Unido para 2030.

Fuente: climatica.lamarea.com

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