Escribo esta nota la noche de víspera para el 29 de mayo de éste aciago 2025, el insomnio producto de algunas ideas e imágenes del porvenir, me han levantado a escribir a las casi tres de la mañana.
Una pregunta me ronda la cabeza, la comparto con usted querido lector: ¿Cómo deberá ser el ciudadano mexicano posterior a la elección del 2 de junio de 2025? Pensemos juntos por un momento, y acompáñeme en el insomnio:
Pienso que la Actitud Mental Correcta -parafraseando a Carol Dweck- del ciudadano a partir del 2 de junio, deberá ser de conformismo; deberá conformarse con lo que le diga el Gobierno, porque la reforma de telecomunicaciones ya no permitirá que haya temas sin la venia del Gobierno, cualquier cosa que no convenga a éste, no contribuya a su narrativa o critique el actuar de los actores principales de la actividad política, será censurado y simplemente no pasará ni por televisión abierta, ni por los sistemas privados y ya ni por redes sociales.
Sólo países como China, Corea del Norte, Cuba, Irán, Myanmar (Birmania), Eritrea, Arabia Saudita, Vietnam, Azerbaiyán, y Egipto; censuran a los ciudadanos y controlan el acceso a Internet o a las redes sociales, México será parte de este selecto club de naciones.
Este ciudadano deberá conformarse con lo que le digan que suceda -y que haga-, no con la realidad, por más avasalladora que ésta sea, la realidad cotidiana sólo ésta será su pesadilla privada y su responsabilidad será creerla o creer la narrativa del Estado, si la narrativa no se ajusta a la realidad, malo para la realidad.
El ciudadano del amanecer del 2 de junio, deberá ser un ciudadano que cumpla la ley, la que a él le toca, no la que está escrita, ni en la constitución ni en reglamentos, le explico.
Si una ley puesta en la Constitución le afecta, daña su patrimonio, sus acciones comerciales o su cotidianeidad, no puede ampararse, pues el 14 de marzo de éste mismo año el Gobierno decidió eliminar esta posibilidad, esto aplica a una ley general de la que ya no podrá ampararse y a leyes reglamentarias pues ya no hay salas de instancias menores a la Suprema Corte de Justicia.
Su casa, por ejemplo, esa que compró con esfuerzos o su coche, vaya lo que sea de su propiedad, podría dejar serlo aún viviendo en ella o manejándolo en una calle.
Si la corrupción imperante como hoy -antes del 2 de junio- mete mano a sus escrituras, contratos o propiedades de trabajo (sin que usted lo sepa) y lleva a cabo una transacción entre particulares que usted desconoce y uno compra y otro vende a su nombre, -obviamente falseando sus datos o usurpando su personalidad- ante un notario de manera cuasi legal, simplemente será despojado en impunidad y procesos cuasi legales.
Pero cuando ese ciudadano intente defenderse, el juez le dirá cuánto le va a costar fallar a su favor o bien le preguntará si votó por él, si milita en MORENA o si participó o participa en las campañas y/o programas políticos; si usted es “de ellos” la justicia le costará más barata que a quienes no lo somos; a nosotros o nos costará muy acara o no tendremos ese beneficio. En resumen, el ciudadano del 2 de junio vivirá con miedo.
El ciudadano que amanezca el 2 de junio, vivirá con miedo del “monta choques”, el ladrón común de casas y de a pie, el defraudador, el asesino de inocentes, el extorsionador o del abusador vulgar que le venda algo o le dé un servicio incompleto, porque ese ciudadano que paga impuestos y cumple con la ley, cuando busque el amparo de la ley, no sabrá si su denuncia será ventilada con los mismos delincuentes que hoy violentaron su vida; es decir no tiene garantías de que sus datos personales sean guardados en secreto ni forma de hacer que suceda porque el INAI ya no existe ni hay una CNDH que le escuche y atienda.
Usted puede decirme que esto ya sucede o ha venido sucediendo, pero aún en esta noche en la que escribo estas notas, le aseguro que hay forma de que alguien lo defienda y haga valer la ley incluso ante jueces amañados, porque sus derechos aún valen. Pasado mañana cuando se consume la elección de jueces, la historia será muy diferente.
El 2 de junio los ciudadanos habremos perdido ese título para pasar a ser “pueblo guiado” a conveniencia de unos cuantos con un plan de nación que no tiene miras a futuro, que busca acabarse lo que hay en el presente y en el que ni usted ni yo, estamos contemplados.
Ya nos dijeron que aspirar a tener dos pares de zapatos es un error y bochornoso exceso, aunque los políticos viajen en clase premier y gasten en un mes lo que millones ganan en un año, con toda impunidad; el ciudadano del 2 de junio, no podrá preguntarle al Gobierno qué hace con sus impuestos, porque la transparencia ha muerto el 19 de marzo cuando el INAI dejó de funcionar y comenzó la era de la Secretaría de Anticorrupción y Buen Gobierno; pero que ya no escucha y sólo administra a quién, porqué y qué información compartir.
Si el ciudadano a partir del 2 de junio, es objeto de actos de competencia desleal, robo secretos industriales que ponen en riesgo la operatividad de su negocio o simplemente sus competidores se juntaron para sacarlo del mercado, tendrá que resignarse a ello, porque ya no existe la COFECE, esto se verá reflejado en productos chinos de mala calidad inundando el mercado y desplazando a los productos mexicanos muy rápido, engrosando la informalidad y acumulando la riqueza ya ni siquiera en manos mexicanas, sino en extranjeras.
Lo mismo que si ese ciudadano considera que la calidad educativa es baja y desea conocer las acciones que garanticen que sus hijos reciben educación por personas capaces, tampoco podrá hacer nada, porque la CNMCE ya tampoco existe.
Los datos con los que los académicos, empresarios, periodistas y ciudadanos comunes hacían su análisis, ya sólo serán los del INEGI y secretarías como la SAGARPA, el IMSS o la SEP, dejaron de brindar información porque ahora se considera una actividad neoliberal que es innecesaria para el pueblo, que es guiado desde la presidencia y sabe lo que debe o no saber.
El ciudadano del 2 de junio, vivirá inseguro no sólo en la calle, el transporte o en el tránsito en carretera por el temor de robos y la ausencia de policía; sino también por el temor a enfermarse en un sistema de salud incompleto, incapaz e incompetente; vaya tendrá temor hasta de ir a la farmacia y saber que no existe el medicamento que busca, pero le quedará ir al mercado negro, sin regulación y a precios altos. El miedo será el factor común porque ya no hay forma en que se defienda ni jurídica, ni mediáticamente.
Como que ya me está dando sueño con esta catarsis en la lap.
Por estas razones yo no votaré el 1 de junio, pero no sólo eso; por estas razones no deberíamos votar los que tuvimos como referencia el México de antes del 2 de junio de 2018.
Ojalá que esta pesadilla sea sólo eso, un temor que paraliza el sueño que veníamos construyendo los que hoy rebasamos los 40´s, pero todo indica que no, que es el principio de un desastre mayor.
Nos leemos la siguiente semana, en un México aún más distante del que soñamos.
