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Bella Ciao: la historia de un himno que viajó de Italia al mundo entero (y se transformó)

Inventada por las arroceras italianas del siglo XIX, esta canción se entonó el Día de la Liberación de Italia en 1945.

25 April 1946: Celebration of the Italian Liberation Gente en las calles celebrando la liberacion de Italia el 25 de abril de 1946

Italia, 25 de abril. Una canción suena, cada año y en esta fecha, en los balcones, terrazas y bares del país,inundando con su melodía profunda las calles que un día fueron escenario del fin del régimen de Benito Mussolini. La letra suena así:

Una mattina mi son’ svegliato
O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao,
Una mattina mi son’ svegliato
E ho trovato l’invasor

Al entonarla, los italianos conectan con el sentimiento que los llevó a liberarse del fascismo y de la ocupación nazi en ese mismo día de 1945. Sin embargo, la canción no encuentra sus orígenes en dicho acontecimiento histórico, sino probablemente en el siglo XIX. Si bien no existe consenso entre los historiadores, la teoría más respaldada establece que la canción fue inventada por las mondine, recolectoras de arroz del campo italiano que luchaban por mejorar sus condiciones laborales.

Por su parte, la resistencia partisana en Italia aparentemente modificó la letra original para adaptarla a su revolución, dando lugar a la canción que hoy en día conocemos y que, más tarde, se transformó en un himno para multitud de reivindicaciones alrededor del mundo: desde manifestaciones feministas por el derecho al aborto en América Latina, hasta más recientemente la lucha de las mujeres iraníes y afganas contra la presión que ejerce sobre ellas el gobierno de los talibanes.

LA HISTORIA DE UN HIMNO EN CONSTANTE REINVENCIÓN

¿Quién hizo popular la canción? ¿Y por qué esta tiene la capacidad de adaptarse a distintos contextos de reivindicación? Probablemente la popularización de Bella Ciaohaya estallado primero con la interpretación que un grupo de jóvenes hizo de ella en el Festival de la Juventud de Praga, en 1947.

Luego, el artista franco-italiano Yves Montand la incluyó en su disco de 1964, y de ahí, el himno comenzó a escucharse en todo tipo de escenarios: de hecho, quizás su reproducción más mediática y reciente sea la de la serie española La casa de papel, un uso que generó cierta polémica en Italia. Y es que, aunque su letra no contenga referencias a la política, está inevitablemente ligada a una lucha concreta que «pertenece» a la historia de este país. 

El principal atractivo de la cultura, sin embargo, es que cambia y se transforma. La canción Bella Ciao, de hecho, constituye un claro ejemplo de lo que diversos autores denominan portabilidad: «la capacidad de un artefacto cultural de ser un modelo que se puede adaptar a diferentes contextos». Así lo defiende el Dr. Daniele Salerno, investigador del Instituto de Estudio Cultural de la Universidad de Utrecht, en su estudio ‘Bella ciao’: Un monumento portátil para el activismo transnacional

En 2020, por ejemplo, miles de personas se reunieron frente al Tribunal Constitucional de Polonia, bajo la lluvia, para manifestarse en contra de la ilegalización del aborto: las activistas comenzaron a corear, en su lengua, una versión modificada de dicha canción que decía «¡Un jueves, el Tribunal polaco intentó apoderarse de mi cuerpo, tu cuerpo, cuerpo, cuerpo, cuerpo!».

Y ese mismo año, en Buenos Aires (Argentina), las mujeres rodearon el edificio del Congreso y usaron la misma melodía, cambiando la repetición del «Ciao, Ciao, Ciao» por «caerá, caerá, caerá«, en referencia al «sistema que nos oprime».

Asimismo, las protestas en Chile de 2019 también fueron escenario para la entonación masiva de esta canción, como lo fueron las manifestaciones contra las declaraciones xenófobas de Matteo Salvini en Italia, en 2020. También existe la interpretación de las hermanas Samin y Behin Bolouri en lengua farsi, hablada en Irán y Afganistán, entre otros países, la cual, publicada en 2022 tras la condena y muerte de Mahsa Amini por no llevar puesto el velo, ha vuelto a resonar después de la prohibición en 2024, por parte de los talibanes, del sonido de la voz femenina.

Con esto, mientras que la Bella Ciao delle mondine -la versión de aquellas arroceras del campo italiano- habla de insectos, mosquitos y un bastón, la de los partisanos hace mención a un invasor, un entierro y un adiós, y la dirigida a las mujeres afganas señala el terror, la vergüenza y la pesadilla. Pero en cualquier caso, todas las modificaciones dejan lugar en su letra para un halo de esperanza, con referencias a la libertad y a la lucha por los derechos.

MÚSICA Y REVOLUCIÓN, UNA UNIÓN RECURRENTE EN LA HISTORIA

La música nos acompaña a lo largo de los siglos e incluso es testimonio de acontecimientos: al fin y al cabo, desde tiempos inmemoriales es quizás el formato más efectivo parala transmisión oral de la cultura, independientemente del contexto en el que se enmarque. Y esto nos recuerda, pues, que existen numerosas canciones asociadas a revolucioneshistóricas, más allá de Bella Ciao.

«La Marsellesa» podría ser un gran ejemplo de esta descripción: el himno de Francia, escrito por el militar Joseph Rouget de Lisle, refleja la resistencia de este país frente a los ejércitos invasores de Prusia y Austria durante la Revolución Francesa. Desde la primera estrofa («Allons, enfants de la Patrie»), los franceses son llamados a luchar contra los tiranos, «los feroces soldados» que vienen «a degollar a vuestros hijos y compañeras». 

Mucho más tarde, concretamente el 25 de abril de 1974, otra canción dio inicio a una liberación, esta vez en Portugal. Grandola, Vila Morena, escrita e interpretada por el artista José Afonso, fue la melodía que sonó en Rádio Renascença y que sirvió de segunda señal para la Revolución de los Claveles, el acontecimiento que puso fin a 11 años del régimen autoritario liderado por António de Oliveira Salazar.

Otros países como Argentina o España, que también experimentaron durante el siglo XX períodos de dictadura, no tuvieron uno sino numerosos himnos, recuperados del repertorio de los artistas que fueron censurados por sus respectivos regímenes: en el primer caso, músicos como Charly García (con Sui Generis) o Mercedes Sosa pudieron volver a su tierra para celebrar con grandes conciertos el retorno de la libertad. En ese momento, pudieron cantar temas como Juan Represión (1974) o Como la cigarra(1979), sin temor a posibles detenciones y desapariciones.

Por último, en el contexto español, una canción recuerda, por su portabilidad, a Bella Ciao. Compuesta por Lluís Llach en 1968, L’estaca dice así:

Si tu l’estires fort per aquí
I jo l’estiro fort per allà,
Segur que tomba, tomba, tomba
I ens podrem alliberar.

«Si tú la estiras fuerte por aquí, y yo la estiro fuerte por allá, seguro que cae, cae, cae, y nos podemos liberar«, entonaba el artista catalán en referencia a la dictadura de Francisco Franco, que terminó en 1975 con la muerte del líder autoritario. Su similitud con el himno revolucionario italiano, sin embargo, nada tiene que ver con la letra, sino con su capacidad para adaptarse a otras luchas alrededor del mundo: esta fue usada por el sindicato Solidarnosc en Polonia y también traducida al occitano por el grupo Lou Dalfin, entre otras reinvenciones.

Fuente: Historia | National Geographic

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