A lo largo de los últimos años, el diseño industrial y el arte contemporáneo han mantenido una relación simbiótica, nutriéndose mutuamente y compartiendo territorios conceptuales y técnicos. Sin embargo, ambos mundos operan bajo sistemas productivos diferenciados, desempeñando funciones específicas dentro de la sociedad. A pesar de esta aparente separación, el concepto de producción sigue siendo un punto de encuentro entre estas disciplinas, lo que permite que el diseño aporte al arte mediante herramientas técnicas, constructivas y proyectuales.
¿Qué ocurre cuando lo funcional se convierte en arte? ¿Qué ocurre cuando laornamentación adquiere importancia? Joel Escalona, director creativo de NONO, considera que desde los jarrones más sencillos hasta las piezas más elaboradas deben narrar una historia única. Para él, el diseño no sólo debe resultar atractivo, sino también aportar un valor tangible. Además, lo entiende como un proceso holístico.
Egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana, Escalona ha realizado mobiliario, objetos para el hogar, interiores, piezas de autor y coleccionables para galerías y clientes en México, Estados Unidos, Europa y Asia. Su firma, lejos de enfocarse únicamente en la estética, integra funcionalidad, flexibilidad y dinamismo, fundamentales en cada una de sus creaciones, pensadas para responder a las necesidades del presente y el futuro.
En un mundo de ruido y caos, las esculturas de Escalona ofrecen calma y tranquilidad. Invitan al espectador a disfrutar de su serenidad, a reducir el ritmo y apreciar la belleza de la naturaleza, expresada en diversos materiales.
NARRATIVAS TANGIBLES
Sebastián Ángeles igualmente pone énfasis en la posibilidad que ofrece la intersección entre el arte y el diseño: admirar, desde otra perspectiva, la naturaleza. Su colección “Pájaros” captura la esencia de la libertad a través de una estética refinada y profunda. Formado en la Universidad Anáhuac México, ha consolidado su trayectoria como director y cofundador de Dórica, además de ser colaborador de diversas marcas icónicas del diseño mexicano.
Su propuesta nace de la observación cotidiana y se materializa en una síntesis de elementos esenciales reinterpretados bajo una mirada contemporánea. Con esta colección, “Pájaros”, establece un diálogo visual sobre el equilibrio entre fragilidad y plenitud, invitando a una experiencia de meditación y contemplación a través de formas inspiradas en aves.
Con “Cabal”, por otra parte, enfatiza lo relevante que es (en materia de diseño) fusionar materiales que evoquen sensaciones contrastantes y, a la vez, complementarias. Ángeles ha logrado armonizar la calidez de la madera con la suavidad de la piel, creando piezas que lo mismo destacan por su personalidad visual, que por su tacto, resistencia y calidad. El diálogo sensorial que se establece entre la madera y la piel invita a realizar un acercamiento más profundo, donde cada detalle cobra vida y revela una historia de dedicación y maestría artesanal.
La obra de Sebastián Ángeles y Joel Escalona es testimonio de la fluidez entre el diseño, el arte y, por supuesto, la composición arquitectónica de los espacios, lo que demuestra que, lejos de ser disciplinas aisladas, éstas siguen evolucionando a través de una interacción constante que redefine tanto sus límites como sus posibilidades.
Fuente: forbes
