Hoy por la mañana mientras me rasuraba y sonaba el bolero de Álvaro Carrillo “La mentira”, que en algunos estribillos me llevaron de la mano a pensar en la presidenta Sheinbaum y su negativa a felicitar a María Corina Machado, premio Nobel de la paz.
Comenzó sonando aquella parte que dice:
“Se te olvida
Que me quieres a pesar de lo que dices
Pues llevamos en el alma cicatrices
Imposibles de borrar”
Y me vinieron a la mente muchos momentos de la actual presidencia, por ejemplo: aquel día en que en la toma protesta la Sra. Sheinbaum, dijo: “llegamos todas” y que evidentemente no fue así, la recuerdo como luchadora social, cómo olvidar aquel 2006 cuando ella y Fernández Noroña llevaron cajas de pruebas del fraude electoral de aquel año.
El bolero seguía y la letra convocaba de nuevo al pensamiento sobre Claudia, en esa parte que dice:
“Se te olvida,
Que hasta puedo hacerte mal si me decido;
Pues tu amor lo tengo muy comprometido
Pero a fuerza no será.”
Creo que Claudia tiene una relación de “amor, desamor” con el poder y el grupo que representa pasando por encima de sus compromisos con su propio discurso, su tradición familiar y su género; para mí la evidencia es que no felicitar a la Sra. Machado o al menos no reconocer que ha sido una luchadora social (como ella) que se opuso a un sistema que ignoró y acabó con la gente más pobre (como ella) es una traición a todo ello; un “sin palabras” no sólo es “hacer el mal” -como decía el bolero- para ella, sino para su género, para su tradición de lucha social, para sí misma que con sus propias palabras habla de democracia, el pueblo y los valores de la 4T; pero sobre todo, es una traición para México a quien representa; todo eso parece amor y luego ¡desamor!.
La rasuradora terminó su trabajo y seguía sonando el bolero, en la parte donde dice:
“Y hoy resulta,
Que no soy de la estatura de tu vida,
Y al soñar otros amores
Se te olvida;
Que hay un pacto entre los dos”
El Presidente de un país no puede dejar de opinar y mucho menos, opinar a nombre propio o desde sus vísceras, sus sentimientos o sus ideales, porque se vuelve facciosos y parcial, deja afuera de su discurso a quienes no concuerdan con sus dichos. Claudia tampoco debería hablar de manera independiente, quizás no le caiga bien la Sra. Machado, no concuerde con sus ideales, ame a Maduro o prefiera ver a Venezuela abatida, quizás crea en la victoria electoral de Maduro o perciba que el sistema económico y social que vive actualmente aquel país, sea virtuoso, correcto y eficiente; porque no decir nada implica que supongamos todas estas cosas; también puede ser que Claudia reciba instrucciones de alguien, o que crea que es lo políticamente correcto, que debe quedar bien con la izquierda internacional, nacional o del grupúsculo que la rodea; pero en cualquiera de esos casos, no le está permitido expresarlo y menos aún fijar su postura con esa base; simplemente porque representa a toda una nación en la que -a juzgar por los resultados de su elección presidencial- más del 40% no está de acuerdo o como dice el bolero: “Hay un pacto entre los dos” ella a representarnos, nosotros ser bien representados.
El bolero siguió sonando en lo que me ponía goma en el cabello -soy un mexicano promedio, que seguramente caigo en la categoría de “pueblo” y tengo el cabello crespo y rebelde, por eso uso goma de la más alta capacidad de adhesión- y suena el estribillo:
“Por mi parte,
Te devuelvo tu promesa de adorarme,
Ni siquiera sientas pena por dejarme,
Que ese pacto no es con Dios.”
Con estas actitudes Claudia, se posiciona -y nos posiciona- como simpatizante de la izquierda en su peor formato, el del autoritarismo chavista y amiga de Maduro, las mujeres luchadoras que buscaban cobijo y su representación se quedaron fuera; ya muchos grupos feministas dentro y fuera del país, han comenzado a ignorarla e incluso a rechazarla públicamente, “devuelven sus promesas”, vaya.
Si el proceso de revocación del mandato fuera transparente, seguramente lo reflejaría, pero ya sabemos que no será así.
Termina ese bolero y comienza otro, pero ya estoy listo y debo salir a una reunión; entonces una frase me da vueltas en la cabeza en lo que apago la aplicación de la música: “Y hoy resulta,
Que no soy de la estatura de tu vida” ¿será eso? ¿Será que quienes no pensamos como la Sra. Sheinbaum, no merecemos nada más que ser ignorados? ¿Y todos, tanto los que estamos dentro y los que están fuera del país? Esto puede ser un error garrafal porque en escuchar a todos estriba la verdadera democracia.
No sé, prefiero quedarme con las rimas melosas, de “corazón partido” del Señor Carrillo a complicarme si le importo no a mi presidente.
Felicidades a la Sra. María Corina Machado, por su enorme a portación a Venezuela y a América Latina, a las mujeres, a los muertos en su país y toda la región.
Nos leemos la próxima semana de este 2025 que agoniza, entre boleros, tristeza y temores por el año que está por iniciar.
