Como si se tratara de la trama de una película antigua (de esas protagonizadas por grandes celebridades que destilaban elegancia), basta con entrar al vestíbulo del St. Anthony Hotel para sentirse transportado en el tiempo. Cada detalle de su arquitectura y diseño interior remite a aquel lejano 1909, cuando el hoy histórico edificio abrió sus puertas. Desde entonces, se ha consolidado como una de las joyas clásicas de San Antonio, Texas
La propiedad, que actualmente forma parte de The Luxury Collection de Marriott, ha sido testigo de una opulenta transformación de este icónico y legendario destino estadounidense. Por ello, este refugio de hospitalidad ha atraído a políticos y miembros de la realeza de todo el mundo, gracias a su atmósfera ecléctica, donde pasado y presente convergen con singular distinción.
Ese equilibrio se percibe al recorrer sus pasillos y descubrir rincones que, aunque renovados, conservan intacta la esencia de más de un siglo de historia. La herrería en las escaleras, los majestuosos candelabros de la galería o su mobiliario clásico son testimonio de su legado atemporal.
REMINISCENCIAS
Esta espléndida cualidad de recordar un pasado glamoroso también se percibe en cada una de sus 277 habitaciones y su Suite Presidencial. A través de grandes ventanales se le toma el ritmo a la vibrante escena citadina, que no sólo anima a ir de compras.
El romanticismo que emana de sus espacios, sumado a la hospitalidad que lo distingue, han hecho de este hotel el lugar ideal para celebrar bodas, aniversarios y veladas íntimas donde las parejas refuerzan su conexión
Porque San Antonio es mucho más que un destino soñado de centros comerciales. En los últimos tiempos, la urbe texana ha dado un giro interesante a su propuesta de viaje, por lo que, a poca distancia del hotel, es posible ser partícipes de una animada escena cultural y gastronómica.
El San Antonio Museum of Art, el Briscoe Western Art Museum y el Tobin Center for Performing Arts, así como El Álamo o el emblemático River Walk forman parte de los atractivos que revelan un rostro poco conocido de la animada ciudad sureña.
Si bien la oferta gastronómica en los alrededores del hotel es amplia y digna de explorarse, la comodidad y el esmero con el que The St. Anthony ha diseñado su propuesta culinaria lo han convertido en un destino en sí mismo, indispensable para los amantes del buen comer.
El viaje sensorial comienza en The St. Anthony Club, donde las bebidas artesanales inspiradas en Texas se disfrutan en un ambiente que recrea con fidelidad la elegancia de épocas pasadas. A ello se suma la experiencia en Gallery On the Park, restaurante de especialidades del sudoeste, elaboradas con ingredientes frescos de granjas locales, todo acompañado por vistas inmejorables a Travis Park.
Al momento de hacer check-out, queda la sensación de haber regresado de un viaje en el tiempo, enriquecido con nuevas experiencias y listo para compartirlas.
Fuente: forbes
