Por definición, un equinoccio “marca el momento exacto en que el centro del Sol cruza el plano del ecuador de nuestro planeta”, detalla la NASA. Durante este momento, los observadores situados en la línea del ecuador ven el Sol exactamente sobre sus cabezas al mediodía y los polos norte y sur de la Tierra reciben luz solar simultáneamente, ya que en ese instante el Sol brilla por igual en los hemisferios norte y sur.
Este fenómeno ocurre dos veces al año, en marzo y septiembre. En 2025, ocurrió el 20 de marzo a las 09:01 UTC y sucederá nuevamente el 22 de septiembre, a las 19:19 UTC (o sea, a las 13:19 en México, 14:19 en Colombia, y 16:19 en Argentina), marcando el inicio de la primavera en el hemisferio sur y del otoño en el norte global.
Tal como señala la agencia espacial estadounidense en su sitio web, muchos observadores antiguos advertían los equinoccios y hasta construyeron monumentos que les permitían distinguir estos sucesos astronómicos. Desde Machu Picchu, en Perú, hasta Egipto y México, estos son algunos de esos lugares.
1. Intihuatana, el reloj solar que marca los equinoccios en Machu Picchu
Uno de los monumentos más destacados de Machu Picchu es el Intihuatana, un reloj solar inca considerado sagrado que marca el momento exacto del equinoccio, tal como describe el sitio Perú Travel, de la Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo.
“Se trata de una estructura pétrea tallada en una sola pieza (en este caso, hecha de piedra de granito), de casi dos metros de alto y diámetro. En la cima de este monumento, encontramos un pequeño pilar de forma cuadrada, que destaca visualmente por su fino tallado”, describe Perú Travel.
El nombre de este monumento proviene del quechua Inti (sol) y watana (atar o amarrar), es decir, “donde se amarra el sol”.
De acuerdo con un artículo de la revista Smithsonian, del Instituto Smithsonian de Estados Unidos, los incas celebraban el equinoccio en este sitio. Durante estos eventos, “cuando el sol se acerca a su cenit en el cielo peruano, la sombra de una pequeña losa de granito en Machu Picchu desaparece al mediodía”.
Además de marcar el equinoccio, este reloj solar estaba diseñado de manera tal que cada una de sus cuatro caras apuntaban a los puntos cardinales. Así, los incas podían saber en qué momento del día se encontraban y el reloj marcaba las épocas de siembra y cosecha.
Cabe destacar que el Santuario Histórico de Machu Picchu forma parte de la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés). Según el organismo mundial, esta es probablemente la realización arquitectónica más asombrosa del Imperio Inca en su apogeo.
2. Chichén Itzá, la pirámide maya, proyecta una sombra con forma de serpiente durante los equinoccios
Chichén Itzá fue en su día uno de los centros más importantes de la civilización maya. También es parte del Patrimonio Mundial y es considerada una de las 7 maravillas del mundo moderno.
En la actualidad, este sitio arqueológico maya es uno de los destinos más visitados de México y resulta especialmente interesante visitarlo durante el cambio de estaciones, ya que en esos momentos el juego de la luz del sol sobre la Pirámide de Chichén Itzá (también conocido como El Castillo o Templo de Kukulcán) señala el comienzo de las estaciones, afirma The Old Farmer’s Almanac (el almanaque más antiguo de Estados Unidos, publicado desde 1792).
“En cada equinoccio, el Sol proyecta una sombra ondulante, similar a una serpiente, que desciende por la escalera de la cara norte de la pirámide”, explica la revista Smithsonian. “La sombra parece conectar con las cabezas de serpiente situadas en la base del monumento, lo que indica que este fue un efecto muy intencional de los arquitectos mayas”.
3. La Gran Esfinge, en Egipto, se alinea con el Sol durante los equinoccios
En Egipto varios grandes monumentos se alinean para honrar al Sol y las estrellas en cada equinoccio, asegura el artículo de Smithsonian.
Se cree que dentro de la Gran Pirámide “un eje que se elevaba hacia el cielo apuntaba directamente a la estrella Alpha Draconis a la medianoche del equinoccio de otoño”, apunta esa fuente.
Según la Enciclopedia Britannica (una prestigiosa plataforma de conocimiento), la estrella polar es “la estrella más brillante que aparece más cerca de cualquiera de los polos celestes en un momento determinado”. En la actualidad, la estrella polar es Polaris. Pero, estos objetos celestes migran lentamente respecto a la Tierra y alrededor del XXX a. C. (cuando se construyó la Esfinge), Alpha Draconis era la estrella polar de la época.
Por su parte, la Gran Esfinge de Guiza, una escultura monumental que mira hacia el este, “recibe” al sol naciente durante los equinoccios, señala la fuente. Y, si te sitúas frente a ella al atardecer en estos momentos del año, “al acercarse el Sol al horizonte, lo verás posarse directamente sobre el hombro derecho de la Esfinge. Desde este ángulo, el Sol también se sitúa detrás de ella, en la esquina sur de la Pirámide de Kefrén”, completa The Old Farmer’s Almanac.
La Gran Esfinge forma parte de la Necrópolis de Menfis (que forma parte de la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco) que también incluye los primeros edificios monumentales complejos de piedra de la historia egipcia, tumbas reales, más de treinta y ocho pirámides (incluidas las tres pirámides de Guiza).
Fuente: National Geographic
